Después de conducir alrededor de cinco minutos, llegamos a la tienda de comestibles. El estacionamiento era una sección lo bastante pequeña como para que Betty ocupara todo el espacio disponible.
—¿Quién irá a comprar las cosas? —preguntó Ashton mientras tamborileaba los dedos sobre el volante.
—No seas un holgazán, tú quieres carne seca —dijo Michael mirándolo casi con desaprobación.
—Yo conduje hasta acá —se excusó. Verdaderamente, no entendía como era que a Ashton le desagradaba tanto hacer las compras, pero dejaba de cuestionármelo porque al final siempre lograba zafarse con excusas como la que acababa de decir, cosas triviales y problemas triviales que eran más agotadoras de lo que deberían.
—Yo voy —dije finalmente. La cosa siempre iba por el mismo rumbo, terminando conmigo haciendo los encargos y asegurándome de cumplir con las peticiones de los demás. No era que me molestase, en lo absoluto, además, me gustaba sentir la pequeña corriente de aire acondicionado que me golpeaba la cabeza cada vez que entraba a una tienda. Al final, todos ganábamos algo.
Salí de la camioneta y entré a la tienda haciendo sonar la campanilla y quedándome una fracción de minuto parado sobre el tapete de fibras duras y enredadas, recibí mi premio, reclamé el aire acondicionado en la nuca y seguí mi camino. Carne seca y Red-Bull.
La campanilla de la tienda sonó de nuevo y Michael entró, saludando al chico. No porque lo conociera, porque estaba seguro de que no, pero Michael saludaba a todos. Era algo que le había enseñado su madre, o algo así.
—Ashton y Calum quieren papas fritas y bebida energizante de tamarindo —dijo una vez que llegó hasta mí. Rodó los ojos e hizo una mueca de querer vomitar cuando dijo lo último, yo lo imité, porque eso de la bebida energizante de tamarindo era la cosa más asquerosa y extraña creada en el mundo, y solo a alguien como Calum podría gustarle.
Me paseé por los pasillos hasta encontrar la botana que Ashton me había especificado y volví a pasar por el frente de la tienda, rodeándola para llegar hasta los refrigeradores. El lugar estaba bastante desolado y en el cajero había un chico de lentes, cabello oscuro y rizado peinado con extremo cuidado hacia un lado que miraba despreocupado su teléfono.
En cuanto empecé a buscar entre las hileras de latas y botellas, la campanilla de la tienda sonó una vez más y una voz femenina se dejó escuchar, saludando al muchacho de la caja registradora.
Tomé mi Red-Bull y unos pasos tomaron lugar a mis espaldas, me volteé casi por instinto y una chica pelirroja, de cabello trenzado en dos hasta la altura de la barbilla y mejillas brillantes veía atenta la transparencia del vidrio, buscando algo. Yo no había apartado la mirada y ella se percató de eso, porque me sonrió ampliamente y yo apenas y pude devolverle el gesto, sonriéndole con los labios apretados, formando una línea semicurva que de seguro se veía extraña.
Cuando ella apartó la mirada y caminó a la manilla del refrigerador para abrirlo, dio un pequeño salto para intentar alcanzar lo que parecía ser una lata de té helado. Repitió aquel brinquillo un par de veces, sin mucho éxito.
Me acerqué torpemente, sin saber cómo articular palabras de más de dos sílabas o algo más allá de un sonido extraño que me salió del fondo de la garganta. Y entonces ella me miró con una intensa mirada color avellana y la vista me fue casi cegadora, porque todo en esa chica parecía ser brillante.
—Déjame ayudarte —hablé bastante bajito, pero ella logró escucharme porque me dejó el camino libre y me sonrió de nuevo.
La chica a mi lado no era tan bajita, pero los refrigeradores eran extrañamente altos, incluso para mí, que tuve que estirarme un poco para tomar la lata que con ímpetu había intentado alcanzar. La camiseta se me alzó, dejándome el abdomen descubierto un momento y el frío del refrigerador golpeándome la piel. Bajé el té rápidamente y se lo tendí a la chica, busqué acomodarme la camiseta con disimulo.
ESTÁS LEYENDO
Los calcetines de Carrie (l.h. fanfiction)
FanfikceEnvuelta en una aureola de naranjas eclipsantes. Su encuentro había sido fugaz y espontáneo; unas cervezas, una identificación olvidada y un par de alocados calcetines. Solo eso necesitaba Luke para embarcar a sus amigos a una búsqueda de una noche...