Capítulo O 4.

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Siempre dicen que dos cabezas piensan mejor que una. ¡Ahora somos tres, Kakashi! Algo se nos va a ocurrir.



Sentados debajo de un árbol, sentados debajo de un árbol de cerezo. Kakashi, Obito y Gai pensaban como su plan no estaba sirviendo. Pasaron unos minutos y los tres cambiaron de posición, con los brazos tras su cabeza. Luego de un rato, pusieron en sincronía su manos en el mentón.

—¿Qué vamos a hacer hoy?

—¡Tratar de conquistar a Iruka! —exclamó Obito. Ya casando de estar sentado debajo de ese árbol. Se puso de pie de prisa. Gai también se puso a su lado, lleno de energía e inquieto.

Kakashi suspiró. Luego de haber fracaso tres veces seguidas, sentía que alguna especie de fuerza maligna caía sobre él. Para siempre terminar mal en algo tan sencillo. Bueno, quizás era sencillo para el resto porque a él le estaba costando toda la paciencia de su cuerpo.

—No lo sé. Creo que ya no importa. —suspiró. Levantándose también él, lentamente. — Al menos puedo decir que lo intente.

—¡Nunca! —gritó Obito. — Si es necesario lo vas a gritar desde el monte Hokage. Bueno, no así, eso es mucho. Pero lo harás. Y si te rechaza, ¡Pues al menos dirás que lo intentaste! Ahora tenemos la ventaja de que tres mentes brillantes, piensan mejor que una. —completó sonriendo.

Corriendo sin ponerse a pensar en nada más, se acercaron al centro de la aldea. Tratando de husmear en algún lugar, para visualizar un mejor método. En el que ningún pájaro arruinara nada, ni que saliera una misión de imprevisto, ni dónde olvidara escribir su nombre. Obito propuso ir a husmear en los típicos restaurantes donde las citas abundaban, si observaban y analizaban a gente con "experiencia" seguro sabrían que hacer.

Seguramente.

Cuando parecía que la tarde nuevamente estaba llegando, el pequeño equipo de jóvenes cupido —y enamorado—, volvieron a reunirse, intentando descifrar la información recaudada.

—Para empezar debes quitarte esa máscara. —señaló Obito. Cuando todos lograron sentarse en casa de Kakashi, a comer algo.

—Y dejar de mirar a todos así. —añadió Gai. Entrecerrando los ojos y agachando los labios, en señal de tristeza. — Para empezar todo tú hay que cambiar. ¡¿Qué tal un súper traje estilo Gai?!

—No. Definitivamente no. —negó Kakashi.

La idea final de su ardua investigación, consistía en el encanto. Eso era la primera fuente atrayente, según lo que vieron. Si Iruka sentía que Kakashi era lindo, sería más fácil para este último decir lo que sentían. El problema caía, que sacarle en el encanto a un niño que se cubría la mitad de su rostro era algo complicado, mas si no quería ponerse el súper traje de la juventud del pequeño Gai. Todo un lío. Obito incluso estaba por prestarle sus gafas, perfectas para llamar la atención, si es que de eso se trababa.

Con la idea de no fracasar, y gracias a que Kakashi era un genio. Todo parecía lucir bien.

Iruka comía tranquilamente en Ichiraku ramen, balanceando sus pies mientras escuchaba como su amigo contaba una de sus historias de aventura. También habían un par de chicos mayores, como Genma y Hayate, que parecían discutir sobre el mejor sabor. Kurenai y Asuma también estaban ahí.

Corriendo la cortina, con demasiado fuerza tal vez, Kakashi avanzo a pasos largos hacia la silla disponible justo al lado de Iruka. Pidiendo un platillo casual, evito tirar los palillos al piso al sentir la mirada del castaño en él.

—¿Qué tal Iruka? —preguntó el muchachito, moviendo la cabeza hacia un lado. Causando que su cabello, aquel que siempre se mantenía de puntas hacia arriba, se viera con una forma casi definida. Peinado elegante, lo habían llamado, toda una parte sumamente aplastada con cantidad de gel.

—Hola, Kakashi- San. —consteó el niño, aún asombrado. Mirando sin poder creerlo.

—Creo que has quedado cautivado por mí arma mortal. —dijo de pronto el  niño mayor.

Iruka se sintió vagamente confundido. Parpadeó un poco, sin entender claramente a qué se refería el otro. Y como si fuera instintivo, justo cuando Kakashi se acercaba para tomarle una mano, Iruka hecho todo su cuerpo hacia atrás. Causando un estruendoso golpe en el piso. Donde la sopita que antes había sido pedida, quedará esparcida por todos lados.

—Acabas de destruir mí arma mortal...

—Kakashi-San. Tenías un moco.

Lo único que obtuvieron más tarde Obito y Gai, ante la mención de saber cómo había ido su amigo, en su siguiente etapa, fue un portazo en la cara. Había batallas sumamente extremas, que la destreza de sus habilidosas mentes no podían entender.

—¡Qué me voy a poner una máscara de cara completa ahora! ¡Adiós mundo, adiós todo! —gritó el niño, en su habitación.







N/A: Eso de mostrar el rostro y que solo se fijen en un moco u.u
Ahora quedan como 4 capítulos y un epílogo y se acaba está aventura xd.

Tengan una bonita noche💕

Confesando mí Amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora