Capítulo O 6.

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—Cualquier Shinobi que se alimente bien, está listo para el éxito. ¡Dattebane!

Kakashi se sentía un súper ganador. Incluso se había dado el lujo de competir un par de veces con Gai. Todo porque, al fin había conseguido algo, un sonrojo en Iruka. Estaba que iba y conquistaba el mundo entero.

Sin embargo, faltaba más.

Avanzando como un perrito apaleado, se acercó a la casa de su maestro, Minato. Pero no iba específicamente a encontrase con él, el hombre estaba actualmente ocupado en sus labores personales.

—¡Kushina - San!

—¿Kakashi? —la descolocada emoción del menor. Hizo a la Uzumaki alzar una ceja, creyendo por un instante, que Obito estaba tratando de suplantar a su compañero.

—Sé que esto es repentino. Y espero no interrumpir. Pero necesito su ayuda para una misión de vida o muerte.

Ah, el dramatismo en situaciones cotidianas eran cosas simplemente de Kakashi. La mujer río de forma suave, para prontamente poner una expresión sería. Agachándose un poco, para quedar a la altura de Kakashi —no era demasiado, pero esto era algo confidencial—.

—¿Y de qué va esa misión?

Un poco, cohibido como si hubiese roto las tasas favoritas de su madre. Comenzó a ponerse nervioso, evitando hacer contacto visual con la mujer.

—Es para una confesión...De amor. Necesito, saber cómo expresar mucho mejor mis sentimientos.

Cuando miró lentamente hacia Kushina, la mujer tenía ambas manos sobre su boca, evitando soltar un chillido, y sus ojos brillaban de la emoción. Kakashi se empezó a poner más nervioso aún, pero esta vez, como si hubiese sido el primero de la clase y su mamá no pudiera evitar presumirlo.

—¡Venga ya, Kakashi! —alzó una mano, sosteniéndola con la otra. La mujer se posiciono, mejor. — La comida es muy importante, demasiado. No solo porque nos da energía, si no, porque también alimenta el corazón. Ya sabes, estómago con comida, es corazón con alegría. ¡Dattebane!

—Entendido, Kushina - San. —asintió el pequeño.

Kushina sonrió, cruzándose de brazos.

—Me pregunto quién tendrá el corazoncito de Kakashi. —susurró, pensando curiosamente. Para su suerte, podría averiguarlo al instante, ya que un distraído Obito pasaba por afuera, comiendo algunos dulces.


Según sus compañeros y amigos de equipo. Tenía unas cualidades muy buenas en la cocina. Con un poco de información, de parte del gran sabio del ramen, estaba seguro de que lograría el mejor platillo. Porque gracias a que los amigos de Iruka hablaban mucho, no tardó demasiado en deducir que si había ramen, había Iruka feliz. Qué sencillo, al menos en su mente. Iba por el quinto intento, ya enojado con la carne, se arremangó más su camiseta de pijama y siguió intentando el proceso.

—Hola, Iruka. —la amable voz. Hizo que Iruka, dejara de prestar atención a sus amigos. Justo a la entrada de la academia.

—Hola, Kakashi - San.

—Te traje esto. Espero que te guste y disfrutes tu almuerzo.

—¡¿Ramen?! —la vocecita, logró poner en sintonía a los jóvenes amigos del morenito. — ¿Para mí? —preguntó, había lagrimitas en sus ojos. Kakashi se alarmó ante esto, incapaz de comprender que esas lagrimitas eran producto de felicidad.

—Si está malo, no tienes porque llorar. Sabes.

—No no no. ¡De seguro estará muy delicioso! ¡Gracias Kakashi- San! —gritó nuevamente, abrazando al mayor para, luego irse junto a sus amigos hacia lo que sería su clase.

Se escucharon algunos grititos por parte del grupo de niños. Algunos voltearon incapaces de disimular para mirar a Kakashi y volvieron a chillar.










N/A: Tengo ganas de dibujar algunas parte de esta historia, pero no sé cuáles. Así que si se les ocurre algo me lo dicen
:0 para ver qué ocurre. Puede, puede, que la historia llegue a su fin hoy. Pero es un supuesto uwu 💕

Confesando mí Amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora