Fujor y Buraí estaban frente a frente y se estaban mirando con su mirada más mala posible. Estaban dando vueltas intentando de que su enemigo no lo ataque. “Sé que tú has matado a mi esposa”, dijo Fujor gruñendo a su enemigo. “Los tigres van a pagar eso a tu clan algún día o en otras vidas, pero lo van a hacer ¡te lo juro!”, siguió. “¡Olvida tus juramentos! Las panteras siempre hemos sido los ganadores, y siempre lo seremos”, le gruñó Buraí. “¿Cómo lo sabes?”, le preguntó el tigre. La pantera intentó de atacar a Fujor, el cual saltó al costado para que su enemigo se caiga. Así que tuvo la oportunidad de saltar encima del otro jefe del otro clan. “¿Cómo lo sabes?”, volvió a preguntar durante que deslizó sus garras por la espalda de su enemigo que gritó enfurecido por el dolor. Buraí se agitó con todas sus fuerzas para que Fujor caiga hacia el costado, lo cual logró hacer. Pero Fujor fue lo suficiente rápido para poderse voltear otra vez.
La sangre de la pantera cayó en gotas a la nieve blanca y se convirtió en negro. Los dos abrieron sus ojos asustados. La sangre se empezó a mover y se convirtió en una criatura. Una pantera bebé hermosa. Buraí intentó de lamer la criatura pero se dio cuenta de que no era de verdad. Era un fantasma. El chiquito empezó a reírse cuando vio a una mariposa y la empezó a perseguir. Cuando de repente rompió las alas de la mariposa con sus garras. La mariposa cayó al suelo y la pantera empezó a llorar a cántaros, pues la mariposa ya no se movía. La sangre de Fujor también estaba cayendo al suelo de la lucha entre los dos pero su sangre se convirtió blanca y también nació una criatura de ella; un tigre blanco bebé. Las dos criaturas empezaron a jugar juntas intentando de no lastimarse el uno al otro. Cuando de repente la pantera mordió al tigre sin querer y empezaron una pelea.
Una voz resonó: “Eso pasará con sus hijos, por ser tan brutos ustedes. Por jurar cosas, mentir y lastimarse”. Fujor y Buraí se miraron asustados. ¿Enserio hicieron tantas cosas malas?
