• Carta para Guren •

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Tras el entierro de Yuuichirou habían transcurrido tres días llenos de tristeza y llanto para Guren, el cual tuvo que ser excusado por su pareja en el trabajo porque no había sido capaz de levantarse de su cama, pues no tenía energía y mucho menos...

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Tras el entierro de Yuuichirou habían transcurrido tres días llenos de tristeza y llanto para Guren, el cual tuvo que ser excusado por su pareja en el trabajo porque no había sido capaz de levantarse de su cama, pues no tenía energía y mucho menos motivación.  Había llegado al punto en que no le interesaba absolutamente nada, ni siquiera los gritos e insultos de su ebria esposa a través de la puerta, culpándole y culpándose de la muerte de su hijo.

Hasta el momento, fueron los días más difíciles de toda su existencia, es que ni siquiera cuando empezó a pelearse y separarse de Mahiru se había sentido tan desganado, tan vacío, tan carente de vida, tan al borde de caer en un abismo profundo y oscuro del que seguramente no saldría por sí mismo. Hasta se había olvidado completamente de la carta que el fallecido moreno había dejado y que estuvo tan ansioso por leer que Shinya tuvo que guardar para evitarlo.

Como en los tres días anteriores, estuvo en su cama durmiendo, llorando, y pensando; atormentándose con la idea de que si hubiera sido algo más inteligente y considerado, él seguiría vivo aún, pero ya no era así.

—¿Guren? —se escuchó tras la puerta después de un par de golpecitos. Era Shinya—. Voy a entrar.

Solo pasaron segundos para ver albino, quien cerró nuevamente la puerta y se sentó a su lado en la cama, extendiéndole un abrazo para acurrucarlo y hacerle mimos. 

—¿Cómo estás? —preguntó en voz baja.

—Mal —sinceró. Tenía ganas de llorar de nuevo. Había perdido la cuenta de la cantidad de veces que lo había hecho en esos días.

—Lo supuse —suspiró alejándose y agachándose para buscar algo en su portafolios—. Quería esperar un poco más, pero creo que es necesario que leas la carta que Yuu te dejó para puedas empezar a procesar esto y a tener un cierre e inicies el duelo para superar su muerte, lentamente claro —dijo, mostrándole el objeto.

Dudoso, el ojiamatista se sentó correctamente y admiró la carta con atención, se sintió repentinamente asustado de leerla; tomó aire para reunir coraje y la abrió despacio. Habían dos hojas dentro, medio sonrió por lo molesto que sería todo el texto, mas luego se puso serio y las acomodó en sus manos adecuadamente.

Finalmente leyó:

«Papá, hola.

Es obvio que si estás leyendo esto es porque mi intento de suicidio se convirtió en una realidad y no solo en un intento. El punto de hacer esta carta para ti es decirte algunas cosas, pero que conste, no soy muy bueno escribiendo. En cualquier caso, aquí voy:

Fuiste un padre demasiado ausente, seguro lo sabes, pero no te odio, no realmente; aunque me hiciste llegar al punto de preguntarme qué había hecho mal para que no me prestaras atención. Nunca lo entendí, y no creo comprenderlo jamás. Quiero decir, tú fuiste el que se casó con mi madre y la embarazó, ¿por qué yo tenía que sufrir tu rechazo si fueron tus elecciones y no las mías? Digo, no se suponía que fuese una carta reclamándote, pero en esto se convirtió, qué gracioso, porque no estaré para oír tus respuestas.

The letters [MikaYuu] |Short-Fic| (Terminado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora