Libélula

Espectro de la noche

El camino hacia su casa lo pasaron en silencio. Nadie dijo nada. Bleed se dedicaba a mirar por la ventana la carretera llena de árboles y plantas verdes. Era un hermoso paisaje.

—Parece que no hay nadie. –Reid observó la casa de ella. –¿Quieres que te espere?

—No, estoy bien. Tengo llave.

—Perfecto. –dijo el rubio quien enseguida abrió su puerta.

—No te dije que te invitaba. –Le advirtió Bleed rápido.

—Gracias, que amable. –musitó con sarcasmo. –Tu casa es tenebrosa.

Bajo de la camioneta no sin antes agradecerle a Reid por su primer trauma en Ipswich.

Cuando cerró la puerta principal tras de sí, escucho que algo de vidrio se había caído y quebrado.

—¿Papá? –dijo en voz alta. –Ya llegué. –Recogió una nota amarilla pegada al refrigerador con un imán. "Demasiado trabajo, hija, llegaré tarde. Cierra puertas y ventanas, cuídate."

Buscó el objeto que se había quebrado en la sala, mas todo estaba en su lugar. No le hizo mucho caso, estaba cansada, se dispuso a bañarse rápido y acostarse a dormir. Estaba muerta.

.o0o.

Reid fingió irse de la casa de Bleed, sin embargo, esperó un rato hasta que apagara las luces y estacionó su camioneta frente a la casa. Sacó su móvil de la chaqueta.

—Caleb, tenías razón, hay un aura extraña en la casa de Bleed, pero no es tan débil como tu creías, hoy es muy densa.

—Vamos para allá, Reid. –Le aseguró Caleb.

No podía distinguir exactamente de qué se trataba, pero estaba seguro que no era nada bueno. Era una energía negativa. De pronto sin darse cuenta –tan solo se descuidó unos segundos— la casa de Bleed estaba siendo envuelta en niebla. No dudó en bajar de su auto, iba a sacar a Bleed de allí.

La puerta tenía una cerradura fuerte. Reid activó sus poderes de la descendencia Garwin, y sus ojos se colorearon de negro por completo. Derribó la puerta de una patada, la partió en dos. En cuanto entró los objetos de la casa comenzaron a atacarle, Reid hizo un bloqueo a su alrededor para resguardarse. Los objetos se estrellaban en una pared invisible sin tocar al rubio.

Sintió la energía de Bleed por las escaleras, seguro su cuarto estaba arriba. Estaba por llegar a la puerta cuando una niña de piel traslucida se interpuso en su camino, protegiendo la entrada al cuarto de Bleed.

—Ella duerme. –masculló la pequeña.

—¿Qué quieres con ella? –dijo Reid un poco sorprendido, pues jamás había visto un espectro así de cerca.

—Transmutar.

—Eso está prohibido. –Amenazó Reid.

—¿Y acaso crees que hay muchas personas como tú que nos vigilen? Imagina cuantas almas han transmutado.

—Yo lo llamo homicidio. Y ni pienses que tocarás un solo cabello de Bleed.

La furia de la niña aumentó, era un espíritu vengativo y perverso. Su furia hacía que más objetos volaran hacia Reid. Pero el resultado fue el mismo, nada atravesaba su escudo.

Las energías poderosas de sus amigos inundaron el lugar, la niña misteriosa desapareció enseguida y las cosas cayeron al suelo.

Caleb y Pogue subieron las escaleras corriendo.

—Sentimos la presencia. –Comunicó Caleb. –¿Bleed está bien?

—Es lo que voy a ver.

Abrió la puerta. Efectivamente Bleed estaba profundamente dormida, tapada con una sobrecama de color lila, al igual que su cuarto. Reid solo destapó la parte de abajo para ver sus pies. El izquierdo tenía un moretón en el centro.