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«Hold on to what you've found
Days are deceiving
My head is spinning round
Oh, I hear them now
Yes, the wolves are out»—Keeley Bumford
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3"SI INCLUSO LAS MÁS FIERAS BESTIAS TIENEN CORAZÓN, ¿QUÉ NOS IMPIDE ESCUCHAR AQUEL LATIR QUE AÚN PALPITA HUMANAMENTE?."
El recuerdo del chico de benignos ojos avellana permanecería tan indeleble al igual aquello último que le había manifestado antes de partir. Sus palabras inapropiadas e impertinentes irían tras él perpetuamente mientras conservara la conciencia, y siempre se materializarían en el momento menos oportuno, precisamente como aquel mismo.
Pensó en el cuerpo que transportaba en la caja trasera, rodeado de mercancía negra y detonadores flamables. La bala seguía incrustada en su columna vertebral, y se disolvería gradualmente cuando la enfermedad en su sistema finalizara de absorber los anticuerpos de su fórmula para combatirse a si misma; una precaución premeditada para impedir la introducción de más virus en la ciudad.
Había considerado tratar el cadáver con un poco de decencia, situarlo en el asiento opuesto, convertirlo en su copiloto; sin embargo, no valía la pena la sangre con la que su espalda impregnaría el respaldo, y tampoco el pensamiento acusándolo de que mientras más tiempo transcurría en compañía de los muertos se estaba convirtiendo en un necrófilo.
Solo esperaba poder contrabandear el cadáver y cruzar el límite sin intercepción de percances.
El zumbido del golpe persistía en su oído. Los soplos de aire acondicionado circulando dentro de la cabina acariciaban ocasionalmente la herida expuesta de su nuca, que pararía de sangrar y se cerraría de forma eficiente gracias a la intervención de algún buen fármaco. Sin embargo, había temido la reacción colateral, que se produciría con la combinación de la inyección que ya se había aplicado para prevenir la colonización de cualquier bacilo que la alimaña podía haberle transmitido. Esperaba con paciencia la posible fiebre.
Recordó aquellos días donde la medicina no actuaba de forma tan agresiva al tratar de disminuir un riesgo reemplazándolo por otro, e imaginó la inofensiva potencia que podría contener una década atrás cualquier jarabe para la tos.
Todos ese análisis y enfoque minucioso con los medicamentos le permitía distraerse de la inquietante verdad, del hecho de que había sido mordido y que en el momento en el que alguien más sano que él lo descubriera acabaría con su existencia aplicando un simple tiro.
La bala.
Su mente regresó a la columna vertebral de la bestia, donde aquel diminuto proyectil residía, tal vez, imperturbable.
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LONELY SOULS
Science FictionPocos fueron los valientes que le llamaron Última. Muchos serían los cobardes que de Primera le edificarían fama. Mas todos ellos olvidaron recordar que un íngrimo nombre en su soledad para albergar tanta crueldad no bastaría, y ningún denominante...