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Niall se estremeció como si la temperatura hubiera bajado diez grados de repente. Sin duda alguna no debía de ser buena idea llevarle la contraria a un alfa como ése.

Apartó la vista y se dedicó a mirar por la ventanilla. Habían hecho un buen recorrido y, lejos de dirigirse hacia otro hotel de mala muerte, el vehículo iba en dirección a la zona alta.

De pronto el teléfono de él comenzó a sonar.

—Petra, me alegro de que me hayas llamado... Sí, ya he terminado en Nueva York.

Niall no pudo evitar escuchar la conversación con atención. Sin embargo, después de unos comentarios escuetos, él empezó a hablar en otro idioma.

¿Griego, tal vez?

No estaba seguro, pero cuando hablaba en su lengua materna, su voz tomaba un aspecto temperamental y apasionado.

Un hombre como él debía de tener decenas de amantes y novias, y quizá hasta una pareja. Los ricos y famosos tenían sus propias reglas.

Una vez más contempló el lujoso interior del vehículo y acarició el exquisito cuero de los asientos. Aquellos tapetes limpios ya no lo era tanto por culpa de sus mugrientos tenis desgastados. Miró por la ventanilla y se fijó en los ocupantes de los coches que circulaban a su alrededor. Todos miraban hacia ellos con curiosidad y envidia, y se esforzaban por discernir algo del interior.

Petra...

¿Cómo eran esas mujeres glamurosas y bellas? ¿Qué sentían teniendo el mundo a sus pies?

Sonrió para sí. Ése no era su mundo. En cuanto llegaran al hotel el hechizo se rompería y entonces volvería a ser un sirviente. Él se iría para siempre y volvería a su vida de ensueño, junto a la hermosa Petra.

—Volveremos mañana —le oyó decir de repente, volviendo a su lengua adoptiva—. Llegaremos a eso de las cinco.

Niall lo miró con ojos curiosos.

¿Por qué había vuelto a hablar en su segunda lengua de una forma tan repentina?

—¿Nosotros, Petra?... Oh, lo siento. Debería habértelo dicho. Voy a volver con un amigo.

Cada vez más interesado, Niall escuchaba la conversación y lo miraba de reojo de vez en cuando. Había algo en su tono de voz que resultaba extraño...

Una de las veces que volvió la cabeza se encontró con su fría mirada de hielo y entonces ya no pudo apartar la vista.

—Eso es —decía él, sosteniéndole la mirada y parando los latidos de su corazón—. Un amigo. Por favor, que María me prepare la suite.

Cerró el teléfono con brusquedad, sin dejar de mirarlo ni un instante.

—¿Falta mucho? —le preguntó, tratando de ahuyentar una extraña inquietud de su mente.

¿Por qué lo miraba de esa manera, como si fuera el plato fuerte en un festín de lobos?

—No, no mucho —dijo él.

Justo en ese momento la limusina se desvió de Central Park y se detuvo unos metros más adelante.

Niall levantó la vista y se encontró con un magnífico edificio.

—Pero esto es... Éste es el Four Seassons.

—El mismo.

La puerta se abrió y el frío aire de la noche entró en el habitáculo.

—¿Pero por qué estamos aquí? Pensaba que... Me dijo que...

—Ya hemos llegado —dijo él sin más, bajando del coche y ofreciéndole una mano—. Por favor.

Niall lo miró con ojos aterrorizados.

—Pero no puedo entrar ahí. No puedo entrar así. Parece que acabo de salir de... —Zayn lo interrumpió.

—Pensarán que es una Irlandés excéntrico.

—¡Pero seguro que tienen una puerta para el servicio! —dijo, pero no tuvo más remedio que salir y acompañarlo.

Era inútil llevarle la contraria.

—Vamos —él lo ayudó a bajar—. A esta gente se le paga por su discreción.

El joven vio su propio reflejo en los cristales de la entrada y entonces hizo una mueca. Parecía un auténtico mendigo.

Poco antes de entrar se vieron asaltados por un enjambre de empleados deseosos de servir y agradar a su huésped más distinguido. Uno de los botones agarró su mochila como si se tratara de un bolso de lujo y otros se apresuraron para cumplir las órdenes que Zayn repartía a diestro y siniestro.

Niall iba detrás de él, temeroso y avergonzado, convencido de que pronto aparecerían los guardias de seguridad para llevárselo de allí.

Al atravesar las puertas giratorias que daban acceso al vestíbulo del hotel, miró a su alrededor, maravillado.

Mármol blanco, enormes columnas color crema, suelos inmaculados... Sin palabras, tuvo que parpadear varias veces para convencerse de que aquello no era un sueño. Aquel lugar era el paraíso en la Tierra, un oasis de lujo en medio del bullicio de la ciudad.

Zayn lo dejó un instante para hablar con la recepcionista; seguramente para informarla de su presencia allí.

—Vamos —dijo, agarrándolo del brazo y conduciéndolo a través del vestíbulo.

—¿Vamos a ver al gerente? No hace falta que se moleste. Seguro que puedo encontrarlo fácilmente. Ya le he entretenido bastante.

Sin mirarlo siquiera, siguió adelante y lo hizo entrar en uno de los ascensores.

—Pensé que querría ver su habitación primero, ver si es de su agrado —apretó un botón del ascensor.

Niall frunció el ceño, sin entender lo que estaba ocurriendo.

—¿Le dije que tendría que compartirla?

—¿Y cree que eso me importa? Mire este lugar... —el ascensor comenzó a subir—. Un momento... Estamos subiendo. No creo que haya habitaciones de empleados en las plantas de huéspedes.

Zayn guardó silencio y un momento después se abrieron las puertas.

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🥺🥰 Muchas gracias por sus comentarios de apoyo 😭 Aquí les dejo otro capítulo espero que les guste 💕

Si alguien lee mi fic de Larry (accidental pregnancy) voy a tardar en subir capítulos pero cuando los tenga les subiré unos 3 😊

Lover for Money | ZiallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora