Capitulo 5

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De camino al aeropuerto yo no dejaba de pensar en eso que escuché mientras hablaba con Manuel "mi amor vámonos, tengo hambre". Mi suegra por mas amorosa que es, nunca les dice mi amor siempre los llama por su nombre.

Lo más viable es que Sofía le haya gritado a Julián, espero que sea eso. Total, no quiero que nada arruine estas perfectas vacaciones, desde hace muchos años no voy a Cartagena y menos en compañía de mis papás.

Salimos de la casa rumbo al aeropuerto de Medellín, en la camioneta iba mi papá conduciendo, el señor Ferrara de copiloto, David, mi madre y yo atrás. Yo quedaba justo atrás de él señor Ferrara. Iba contemplando su hermoso perfil italiano, vestía una camisa azul y un pantalón de vestir negro. Precioso.

Al llegar al aeropuerto abordamos el avión de la familia. Fue un vuelo relativamente corto pero bastante largo para mi, Giovanni estaba concentrado trabajando en su computadora, no podía dejar de observarlo.

Nuestras miradas se cruzaron y dijo—Valentina, ¿estas bien?

—De maravilla ¿y usted?.—pregunte nerviosa. Su presencia me intimidad, me pone mal.

Llegamos al aeropuerto de Cartagena y ya nos estaban esperando para llevarnos a la hermosa casa que tenemos a pie de playa.

—Giovanni vamos te mostrare tu habitación—dijo mi padre llevándolo al segundo piso de la casa.

—Valentina ¿podemos hablar?—dijo mi madre desde la cocina.

Se lo que me dirá pero voy a escucharla.

—¿Estas bien? Lo que hubo entre Giovanni y tú está muy reciente, no creo que sea buena idea que estén en la misma casa.

—Mamá estoy bien, yo ya no siento nada por él. Estoy muy enamorada de Manuel y la presencia de Giovanni aquí no me incomoda en la absoluto.—dije tranquilizándola.

Mentira. Su presencia aquí me mata, el tiempo en que no lo veo me imagino muchos escenarios. Esto es malo.

Estaba en mi habitación poniéndome un traje de bañe color negro, resaltaba mi cuerpo de una manera espectacular.
—¿Valentina estás ahí?

—Pasa David, ¿qué ocurre?

—Tremenda Diosa ¿quién eres y donde dejaste a Valentina?—dijo David al verme en aquel sexy traje de baño que me estaba acomodando.

—David por favor, es solo un traje de baño.

—Déjame decirte que si no fuera gay, ese traje de baño en estos momentos estaría en el suelo.

Solté una carcajada.

—Todos te estamos esperando en la alberca, en especial Giovanni. Es tan guapo, tiene un cuerpo que ¡Dios mío santo! Al mismísimo infierno voy a irme si sigo diciéndote estas barbaridades.

Me imagino que si, no quiero ni verlo.

Bajamos los dos a la alberca y ahí estaba él. Sentado en el borde de la alberca mirando hacia la playa. Qué hombre.

Giovanni Ferrara
Tremenda Diosa. ¿Es real? Tan linda, tan sexy, tan preciosa. Simplemente no puedo evitar mirarla de arriba a abajo. Esta mujer merece ser presumida ante los ojos de todo el mundo y no solo por su belleza física, si no por el gran ser humano que es. Lo siento querido a Manuel si no riegas tu jardín lo vas a encontrar seco.

—Hola italiano—dijo David sacándome de mi trance hipnótico.

—Hola, hola Valentina.—solo me dedico una sonrisa nerviosa. Casi no me miraba, se que la pongo nerviosa y eso me encanta.

De pronto apareció su madre —juguemos voleibol en la playa ¿quien se apunta?

—Yo señora Torres, será un placer—dije poniéndome de pie.

Valentina Torres
Si hablamos de deportes y competencia, yo soy la mejor. Mi padre y Giovanni eran equipo y mi madre y yo sus contrincantes, David no es mucho de deportes, él solo iba por el balón cuando este se alejaba.

Anotaba tantos puntos como podía, Giovanni tiene buena técnica pero no voy a negar demasiadas veces lo distraje agachándome de una manera sexy por el balón. Punto a mi favor.

Terminamos de jugar voleibol y mi padre se fue a tomar su siesta, David y mi madre se fueron al spa y quedamos solo Giovanni y yo.

—¿Te apetece ir a dar un paseo?—dijo mientras se acomodaba su playera.

—Claro, encantada.

Salimos a caminar por la playa, era tarde y el sol se estaba ocultando.

—Debo decir que eres muy buena en los deportes —dijo mirándome de forma coqueta.

—Soy buena en demasiadas cosas, señor Ferrara.

Oh no, el coqueteo a empezado y no hay quien nos detenga.

Giovanni me tomo de la mano y no me incomodo, al contrario.

—Te extrañe mucho Valentina, estar cerca de ti me hace bien—me beso en la mejilla.

—Yo también te extrañe, extraño todo de ti.

Se giró quedando enfrente de mi, sus ojos marrones se veían color miel por los rayos del sol, su mirada no dejaba mis labios en paz. Puse mis manos en su cuello y el me tomo por la cintura. Estábamos en un momento perfecto. Cuando el se acercó a quererme besar, solo lo abracé. El mejor abrazo que he dado en toda mi vida.

—Me encanta tenerte así de cerca—dijo separándose de mi—pero ¿y mi beso?

Solté una carcajada.

—Mala suerte señor Ferrara.—dije volviendo a la casa dejándolo confundido.

Sentía sus pasos detrás mía y aumenté la velocidad de mis pasos, hasta que sentí sus brazos envolver mi cuerpo, llegue a la terraza de la casa en brazos del italiano y oh sorpresa. Julián, Sofía, los bebés y mis suegros estaban ahí.

Trágame tierra, Giovanni me bajo al momento en que los vimos.

—Familia, hola—dije mientras Giovanni entraba a la casa dejándome ahí frente a todos.

Los bebés corrieron a abrazarme.

—Me puedes explicar qué fue eso—dijo Sofía mientras me saludaba.

—Lo haré, te lo prometo.

Salude a todos los presentes pero si toda la familia estaba aquí ¿donde está Manuel?

Hola, volví.

F.

Culpables | Manuel Turizo |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora