°Capitulo 27°

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-Nunca ha sido fácil. Nunca será fácil. Pero intenta hacerlo llevadero.

Namjoon estaba sentado en la parte trasera del auto. Sus manos ansiosas por alcanzar las gotas de lluvia a través del vidrio. No prestaba mayor atención a lo que el hombre de traje negro, que esa tarde había llegado a su puerta le decía a su hermano mayor.

-Pero... ¿Qué haré con Namjoon? Él es pequeño y yo...- No alcanzo a terminar la frase. Su mundo se estaba yendo a abajo, y no podía ordenar sus pensamientos.

-No desesperes. No te puedo decir que te ayudare. Solo soy tu abogado y ya eres mayor de edad. Lamento decir esto, pero debes afrontar la situación con la debida madurez.

Namjoon seguía jugando con las gotas en el vidrio. Imaginando que competían entre sí para ver quien llegaba primero a la meta que había inventado. Jackson empezaba a sollozar en el asiento del copiloto. 

-Señor Kim, no es el mejor momento para desmoronarse. Debe estar presentable para cuando lleguemos al hospital.

Las palabras eran tan frías que sentía como quemaban. La falta de compasión siempre era una buena cualidad para un abogado. Desgraciadamente. 

-Jacky ¿Veremos a mamá y a papá?- Preguntó, aburrido de ver las gotas competir. Namjoon se había acomodado los pequeños guantes en sus manos. Sus mejillas ya rojas por el frío que lograba adentrarse en el estrecho espacio. Jackson vacilo, miro al abogado de lo que quedaba de su familia, sin encontrar más que una mirada que lo dejo helado. 

-S-Si... Pero no será como piensas Namjoon- Jackson ya se lo había imaginado, lo suficiente como para saber que era casi imposible. ¿Cómo le explicaba a Namjoon que en realidad sus padre no iban a mejorar?  Que palabras podía utilizar que fueran comprensibles para un niño, palabras que pudiera entender, que le pudieran explicar cual era la verdadera situación que estaban a punto de enfrentar. ¿Qué palabras usar, cuando ni siquiera él mismo había podido comprender lo que estaba pasando?

Namjoon no volvió a preguntar. 




-Jacky ¿Por qué hay tantas personas?

Jackson no sabía que hacer. Estaban esperando sentados en la gran sala de espera del hospital, sus zapatos negros contrastaban con las baldosas blancas del piso. Todas las personas a su alrededor eran desconocidos para él; su abogado había dicho que eran de la prensa, que se había encargado de ello y que no les iban a hacer preguntas. Pero su sola presencia se sentía desoladora. Debía encerrarse a sí mismo de su entorno, porque si pensaba demasiado en lo que estaba pasando iba a romper en llanto. 

Allí no había nadie para consolarlos, no había parientes más cercanos a ellos, nadie en esa sala se interesaba lo más mínimo en cosas que no fueran sus propios intereses. Antes hubiera pensado que su madre era admirable; pero ahora su carrera como escritora se le hacía demasiado inconveniente.  

¿Por qué había tenido que elegir su carrera por sobre todo lo demás? ¿Era egoísta, o demasiado considerada con ella misma? había sacrificado la relación con sus familiares a cambio de su felicidad; había arrastrado a su padre a ello. Pero ¿Había valido la pena?

Jackson no sabía que más hacer. No sabía  a donde ir después de salir de ese hospital. Namjoon estaba sentado en el piso baldosado jugando con los cordones de sus zapatos, pero poco a poco perdió interés; subió la mirada hacia su hermano, pero este no le prestaba atención. Preocupado por la expresión de Jackson, tomo el borde de su chaqueta, confundido.

Jardín de Rosas NegrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora