Debería rendirme, dejar de luchar.
No tenía mucho para cuando todo acabó. Me dejaron sin nada, pero a cambio gané la guerra. Uno no sobrevive a eso sin dejar atrás un pasado que nunca vuelve.
He pasado años intentando encontrar una lógica al porqué de esta vida, al porqué de a mí esta vida, pero nunca he llegado a nada. Pero estos últimos años he intentado olvidar aquellos tiempos grises donde no había luz.He encontrado la manera de ser feliz: no pensar. Porque si pienso mi mente frágil vuelve a romperse en pedacitos y tardo muchos meses en repararla, aunque nunca lo logro del todo.
Pero desde que dejé esa casa de techos altos y paredes blancas, he intentado fluir con la vida, fluir con el tiempo y no pensar en el futuro ni el pasado. Parece mentira que sea la misma, porque por fuera no he cambiado tanto, pero por dentro, pero aquí arriba donde las guerras se desatan un huracán arrasó con todo y me dejó sin nada, y tuve que reconstruirme. Sigo en el proceso.Uno no sobrevive a lo que yo viví sin cambiar para siempre, por eso espero que nadie me pida ser la misma.
Ahora hablo más, pero digo menos. Me río mejor, pero a veces no es sincero. Y no estoy fingiendo, aunque tal cosa no tenga sentido. Pero tampoco soy yo misma. Es cuestión de seguir creciendo, mostrándome y aceptándome.Ya no soy la misma, pero soy feliz, y tengo calma aunque el resto no lo note. Mi vida es mejor de la que era, mucho mejor de lo que pensé jamás que sería y cuando todos se duermen, y escucho a Edvard Kravchuk una paz invade mi alma y las lágrimas brotan, pero porque estoy bien y me siento feliz.
En el piso de arriba hay calma a grandes rasgos, y la ciudad que desde aquí veía me parece mucho más bonita de lo que nunca fue. Desde la ventana solía entrar una luz violeta y ahora es amarilla. ¿Lo entiendes?
Siguen naciendo flores amarillas. La esperanza nunca acaba.
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Esta desnudez
Random"Esa montaña rusa". Pensamientos, reflexiones, historias propias, sentimientos y... contradicciones.