—Si existe un espacio entre la locura y la felicidad, y agregando algo de tierno y miedo, yo me encuentro ahí —hablo mientras estoy apoyada en mi balcón de mi cuarto—. Y es que en esta tarde me doy cuenta que sin saber exactamente lo que quiero, siento la necesidad de rostros con sonrisas, pero de personas que no conozco; aunque creo que una vez el policía que para al frente de mi colegio me regalo una sonrisa, y me hubiera gustado que fuese por que deseaba que los demás tuviesen un buen día —me distraigo al mirar pasar un avión a lo lejos, aunque solo se ve sus tenues luces—. Ahora que recuerdo, me sonrió porque una amiga se puso a jugar con mi cabello.
No era aun de noche, el sol apenas se acababa de esconder. Y me quedé observándolo, o al menos lo poco que se podía, no me importaba si eran algunos rayos o las teñidas nubes, solo miraba y dejaba que pasara el tiempo mientras pensaba. Pero es curioso que ahora las cosas se estén encajando para propósitos que supongo que toda persona debería recorrer, sin embargo hay cosas en las que aún no se encajan, y mi persona es una de esas piezas que no cuadran.
Es raro, lose... Y a medida que hablo quizás algunas dudas se disipen, aunque no todo, claro está, pues aunque lo que narro solo proviene de mi mente, la historia en realidad no es mía. Sino de alguien que vivió en mi cuerpo un par de meses atrás.
Comencemos primero con lo que me acontece en la actualidad, quizás eso me ayuda a poder dirigirme a hechos pasados, quizás... Hace unos meses me inscribí a un gran concurso en el cual la mayoría de mi salón compitió, afortunadamente pasé los tres primeros exámenes que son de letras, números y ciencias. Luego de eso me asignaron otra fecha para el siguiente nivel, esto no era común ya que los exámenes eran continuos. Se dio a conocer luego que hubo fraude, así que tuve que someterme a los corregimientos que dictaba la institución encargada de la competencia; fue entonces que fui a otro colegio solo para poder rendir los exámenes correspondientes al segundo nivel, los de inteligencia y psicología. Al final todo resultó bien, o algo más que bien porque llegué a ganar el concurso, aunque yo no era una de las tres becas, sino estaba entre una de las seis becas extraordinarias, y al parecer de esto nadie sabe, salvo mi familia. No tenía ninguna intención de salir en televisión y mostrarme al público así que el hecho de ganar algo extraoficial fue genial.
Comento lo de la beca porque solo espero una semana a mi vuelo al otro continente y así reunirme con los otros ganadores. Y también porque toda la inestabilidad que siento comenzó cuando me topé con Chris.
Lo sé, te preguntarás quién es Chris. Es algo difícil de explicar, solo algo... que no sé cómo describirlo. Mi vida fue normal, nada se desvió o nada se quebró, simplemente fue un propuesto cambio que ridículamente yo había rechazado. No fue un pacto o algo por el estilo, nada de eso; solo fue como un destello que necesitaba, aunque no del todo estaba concentrada en lo que hacía. ¿Ya vez? Todo esto es confuso. Solo espero no confundirme cuando empiece a explicar los memorables tiempos en las que nuestras actitudes se cruzaban. Solo digo que hubo un par de veces en que sentía sonrisas dirigidas a mí, pero por causa del destino yo no pude verlas; solo digo que pude decidir acercarme y ver aquel rostro que me seguía, o esa presencia que quería conocerme y, nuevamente por obra del destino, algo o alguien impidió que yo no lo conociera.
Todo esto es como un grito desgarrador,
como una opción equivocada,
con tropiezos y vergüenzas,
con quejas e improvisaciones,
aunque después de todo dije no.Y la conocí ya hace muchos años en el mismo balcón en la que estoy parada ahora, justo días antes de navidad. Y lo recuerdo bien porque antes de que me hablara se escuchaban cascabeles. Un sonido que creaba pequeñas distorsiones, un sonido capaz de secuestrar al aburrimiento y despojarlo en lo más profundo de alguna otra existencia. Y en buen momento se me presentó, justo cuando mis padres decidieron cambiarme de colegio y llevarme a uno más lejos y más pequeño. Y tomaron esta decisión porque notaron en mí una ligera variable que posiblemente me conduciría a la depresión. Lo bueno es que nunca llegue a eso, gracias a ellos y... gracias a Chris.
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Por un sueño
FantasyEl premio alcanzado es el mismo, pero el sueño en cada uno es diferente; los problemas existen y se repiten, pero el humano protagonista los afrontará de diferente manera.