Su música en mi sueño [Cuento #07]

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No era una noche común, mi abuela se encontraba delicada así que decidí otorgarle una de mis noches cuidándola. Ella ya se había acostada a las diez de la noche, Nathan se quedó dormido hace unos minutos y yo, no podía dormir en la cama que estaba en un rincón del cuarto.

Estaba recostada junto a Nathan, ambas dormíamos espalda con espalda. Lo bueno de ellas es que tanto mi abuela como Nathan no roncaban y no se solían moverse mucho mientras dormían. Me levanté suavemente de la cama y me siento. Tenía los ojos abiertos pero parecía como si los tuviese cerrados, salvo en pequeños lapsos de tiempo en que se podía distinguir algunas formas cuando la cortina se abría gracias al viento. Busco mis sandalias y me dirijo al baño a lavarme la cara. Recordaba bien el cuarto de mi abuela así que no era necesario prender la luz, y ni siquiera la luz del baño ya que también lo recordaba.

Luego me dirijo a los listones de la cortina para abrir apenas un poquito y encontrar el choque de estos dos pedazos de telas. Las abro y me introduzco en ellas, luego me tapo con las mismas para que entre lo más mínimo de luz a mi abuela.

Me quedé un buen rato con la cara alzada, mirando la Luna llena. Pensando en mí corta vida y lo larga que podrá llegar a ser. Avía abierto un poco las ventanas para que circulase viento por mi rostro y no quedarme pegada en la luna. Los minutos pasan y me sigo quedando pensativa hasta que:

—¿Qué pasa no tienes sueño? —escucho la voz suave de Nathan.

—¡Por dios que susto! —me desespero en silencio.

La podía ver apenas, y note que tenía la cara agachada, intentando despertar correctamente para poder hablar conmigo, pero se notaba que el sueño le ganaba.

—Si tienes sueño ve a dormir —le dije despacio.

—Nunca fuiste buena mintiendo —se mete entre las cortinas y luego ambas nos tapamos—, lo sabes. Y aún más cuando sabes que puedo sentir lo que tus ojos y corazón manifiestan. Ambas respiramos a la misma vez, ambas latimos nuestros corazones a la misma vez y... todo por lo que llegas a sentir, luego de un ratito lo siento yo también; pero no tus pensamientos. Así que dime cariño —me soba mi mejilla—. ¿En qué estás pensando?

Nathan no hace mucho que pudo mantener forma física, y de la misma forma desaparecer o desintegrarse. Antes solo se mantenía viviendo dentro de mí, a veces se posaba sobre mi piel manteniéndose como una capa para protegerme y cuidarme hasta que logró mantener forma.

Ahora ya me puede hablar directamente... nadie la podía ver, salvo yo. Era sumamente peligroso que alguien supiera de su existencia. Estaba totalmente aterrada cuando confirmó que me había inscrito en el concurso de las tres grandes becas; y luego se puso peor cuando descubrió que había ganado, aunque no eran una de las tres becas, era un premio extra que tenía el mismo valor y peso que las otras. Ella creía que la beca era una especie de casa de súper mentes, así que no le agradaba la idea de confrontarse con trampas y fechorías que escapaban de nuestro mundito.

Aún faltan unos meses para viajar y encontrarme con los otros ganadores, así que aprovecho en quedarme con mi abuela y disfrutarla todo el tiempo que sea posible. Abro un poco la cortina y muevo lo suficiente para poder ver cómo ella duerme, Nathan gira su cabeza y ambas la vemos bien recostada, cubierta con muchas sabanas... soñando en paz.

—Perdiste primero a tu mascota —me mira—. Luego perdiste a tu abuelo —le miro triste—. Y ahora solo te queda ella.

—Cuando me vaya espero curar el vacío que tendré cuando me separe de ella —le respondo, mientras miro a mi abuela—. Y cubrir de una vez por todas, el agujero en mi corazón cuando mi abuelo y mi mascota se fueron.

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⏰ Última actualización: Jan 23, 2021 ⏰

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