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No tenía idea de qué hora era, y tuvo que revisar su teléfono cuando sus compañeros comenzaron a desearle buenas noches.

Casi eran las 2:00 am.

El tiempo parecía trascurrir de una forma más rápida de la común, o quizás sólo era idea suya. Luego de pensar en todo lo que hizo en ese día, recordó que no había comido nada desde hace varias horas.

Salió de su estudio para dirigirse a la cocina, y nuevamente volvió a recordar algo "más importante", entonces dio media vuelta y se dirigió hasta el fondo del pasillo. Cruzó los cuartos que no utilizaban hasta que llegó a uno en el que dejaban varias cajas y varios muebles que ya no se podían volver a usar. Cerca de un sillón en mal estado, había un bulto cubierto por una manta que llamaba la atención porque se podía apreciar una luz dentro.

Pasó por ahí desde hace una hora y escuchó un ruido en el cuarto. Le restó importancia y volvió a trabajar. Ahora que ya era hora de dormir, sabía que tenía que hacer algo al respecto.

El teñido se cruzó de brazos. Esperaba que pasara algo, pero no fue así. Tuvo que actuar. Tomó la manta y la retiró.

Se trataba del menor del grupo, que estaba utilizando su portátil y tenía puestos un par de audífonos ―siendo esta la razón por la que no escuchó que alguien entró―. Tenía dos envolturas de papas sobre las piernas y una cajita de jugó salió volando cuando le quitaron la manta de encima. Su pelo estaba desarreglado y su cara, bueno, podía verse mejor.

Hui dejó escapar un suspiro. —¿Cuánto tiempo llevas aquí?

No respondió, y se dedicó a juguetear con sus manos. El mayor tomó la computadora para cerrarla, dejándola debajo de su brazo. Le extendió la otra mano. El menor formó un puchero. No parecía tener otra opción por lo que, luego de unos segundos, tomó su mano para levantarse.

Hwitaek no soltó su mano en ningún momento, y lo llevó en silencio hacia la habitación que le pertenecía.

—Podría llevarte a tu cuarto y ya, pero de esa forma no podré asegurarme de que no volverás allá a ver tus caricaturas —soltó su mano cuando ya estaban adentro—. Ahora métete ahí —dice señalando la cama— y duérmete.

Lo hizo sin protestar. Mientras se acomodaba agregó: —Por última vez, hyung, se llama anime.

Acercó una silla al lado de la cama, y tomó asiento. —Como sea —encendió el portátil— yo me quedaré con esto.

La ventana del cuarto estaba abierta por completo, y dejaba entrar las corrientes de aire por lo que tenía que cubrirse con las cobijas de su mayor. A Hui no parecía molestarle el frío, porque seguía inmerso en lo que sea que estuviese viendo en la computadora.

Giró su cuerpo sobre la cama para poder mirarlo.

—¿Estarás cuidándome hasta que me quede dormido? —preguntó en un tono apenas audible.

Tecleó algo rápidamente y respondió: —Tengo pensado hacerlo, y si te lo preguntas, no dejaré que te vayas.

Wooseok sonrió de forma involuntaria. —No me iré. Estoy muy cómodo aquí —llevó su vista al techo de la habitación. Borró su sonrisa— Suena patético, pero realmente esperaba que todo fuera un malentendido; deseaba que las cosas se pudieran solucionar y sólo así... seguiría con él.

El mayor dejó de escribir en el teclado. Dejó el aparato sobre su mesita de noche. Le fue inevitable mirarlo con tristeza. —Lo lamento.

Volvió a moverse sobre la cama para poder verlo. —Desde el principio, algo me dijo que no iba a funcionar y lo ignoré porque soy un estúpido —dice en voz baja. Hui mostró una pequeña sonrisa—. Tenía que suceder tarde o temprano.

SUNRISE | Pentagon [J.W.S. x L.H.T.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora