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Pasando el área de juegos, se encontraron con extensos caminos de los que constaba aquel parque. Un camino llevaba hacia un restaurante, otro llevaba al estacionamiento. Los caminos eran algo confusos y se perdieron al punto de que comenzaron a caminar en círculos.

Wooseok no había bajado a la niña en ningún momento. No se quejó en el resto del trayecto y tampoco pudo pronunciar una palabra, ni siquiera les pudo decir su nombre. Para la edad que aparentaba, tenían la certeza de que sabía hablar. Tal vez no quería hablar con ellos.

Tomaron un camino nuevo que los envió de regreso a los juegos.

Hui se detuvo frente a su compañero. —Me rindo. Llevémosla con nosotros.

Lo dejó boquiabierto. —¡No haremos eso! —la niña miró al teñido por un momento. Después regresó la mirada hacia el chico que la cargaba— No sabemos cómo cuidar a un niño, y sus padres deben estar muy preocupados. ¡Creerán que alguien la secuestró!

—¡Bien! Tienes razón, eso suena muy mal —bufó— ¿Qué hacemos? Quien estaba a cargo de ella ya no está aquí...

—¡Hyeri! —el mayor escuchó una voz tras de sí.

Sólo hasta ese momento, la niña comenzó a removerse inquieta. El pelinegro la bajó con cuidado, y cuando sus pies pudieron tocar el suelo, corrió hacia una mujer que se encontraba a unos metros.

La recibió con los brazos abiertos para poder envolverla en un abrazo. Escucharon unos lloriqueos y no sabían si provenían de la mujer o de la niña. En un dado momento se separó para decirle algo en voz baja. Se incorporó y se acercó hasta el par de muchachos, sujetando a la pequeña de la mano.

—Ustedes... —se pasó el dorso de la mano por la cara— encontraron a mi hija —se inclinó levemente y volvieron a escuchar más lloriqueos—. No saben cuanto se los agradezco.

Hwitaek se acercó un par de pasos. —No es nada —dice brindándole una sonrisa—. Su hija es un encanto.

La niña tomó la blusa de su madre de forma insistente. Ante tal acción, la mujer se agachó para que su hija pudiera hablarle al oído. Al separarse, señaló con su manita al más alto.

Provocó una gran sonrisa en la mujer. —Quiere saber cómo te llamas.

Los dos rieron, principalmente Wooseok que soltó unas risas avergonzadas. Dijo su nombre repitiéndolo un par de veces hasta que la pequeña lo pronunció emocionada. Le preguntó su nombre ―a pesar de que ya lo conocía― y esto la puso más feliz. La mujer volvió a agradecerles hasta el cansancio, y al transcurso de unos minutos, se despidió.

Después de ver que ambas se fueron, se quedaron en silencio.

—Debimos preguntarle si sabía cómo llegar al Río Han de la forma más rápida —dijo el peliazul.

—Lo olvidé —Wooseok murmuró—. Los demás ya tienen mucha ventaja por el tiempo en el que buscamos a la madre de la niña.

Si debían ir al Río Han, no había una buena razón por la que debían estar en ese parque. Hwitaek miró a su alrededor. Vio que un tablero para anuncios estaba a unos metros. Lo más destacable era un póster sobre turismo.

—Mira eso —llamó a su compañero. Se acercaron hasta el tablero para poder verlo más de cerca. Mostraba los sitios turísticos que se hallaban en Seúl, y entre ellos, había una foto del Río Han. El papel ya no tenía cinta en la parte inferior, lo levantó y encontró una hoja de color amarillo pegada al tablero— ¡Estuvo aquí todo este tiempo!

El más alto se apresuró a tomarla. Tenía escrita otra ubicación. —Sé cómo llegar —comenzó a correr hacia el otro lado de la calle. Hui se vio en la obligación de seguirlo intentando igualar su paso— ¡Aún tenemos la oportunidad de ganar! —gritó con todo el volumen que su voz le permitió.

SUNRISE | Pentagon [J.W.S. x L.H.T.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora