No quiero un novio, quiero un diploma.
—No quiero un novio, quiero un diploma —repito, esta vez en voz alta.
Ben Hamilton se interpone en mi camino, negándose a dejarme avanzar.
—No te pedí que fueras mi novia, solo si querías tener una cita. —Ríe.
Aprieto la Constitución contra mi cadera. Hay algo en él que me inquieta y no sé identificar. Su sonrisa yace entre la confianza y la niñez, sus ojos son gentiles y sus hoyuelos dulces; nadie tiene una queja sobre él en toda la universidad y me consta que es buen amigo y estudiante.
Pero... —Porque mi amiga Kansas dice que siempre hay un pero—, existe algo que me hace mantenerme alerta.
—¿Y después de esa cita qué? —inquiero.
—Otra. —Se encoge de hombros y frunce el ceño, sin ver el problema.
—El caso es que, luego de esa otra, habrá muchas más si la primera sale bien. Los sentimientos van a escarbar hasta lo profundo de nuestras mentes, pudiendo ocupar demasiado espacio. Nos vamos a distraer cuando no debamos, porque es imposible encontrar equilibrio apenas se cruza el portal del enamoramiento. Eso lleva tiempo que no tengo.
—Con lo buena que eres planificando horarios, ¿no podrías hacer un espacio para nosotros?
—Me gusta mi cronograma actual y no puedo darlo vuelta por ti.
Levanta el dedo índice.
—Error. Podrías si te importara lo suficiente.
—Por suerte me estoy negando a la cita, así que nunca llegarás a importarme lo suficiente. —Lo rodeo—. Ten un lindo día, Benjamín.
Continúo mi camino con los ojos puestos en la facultad de Derecho.
—Diploma, Harriet. No al novio, sí al diploma —susurro—. No me dejes caer en la tentación, Señor... Amén.
ESTÁS LEYENDO
Ley del miedo
ContoHarriet tiene miedo de cosas que Ben no entiende. La ilustración pertenece a @taratjah en IG.