27 Uniendo Fuerzas

451 40 10
                                    

27 Uniendo fuerzas

Tomo la taza de café humeante y le doy un sorbo antes de continuar redactando el ensayo que debo entregar el viernes a primera hora para habilitar historia. ¿Quién es su miserable vida pierde una asignatura de relleno como esa? Yo, que prefiero dormirme en clase que prestar atención y tomar apuntes, luego llega el maldito examen y me cogen con los calzones abajo.

¡Deja de divagar, Gabrielle, esa tarea no se va a hacer sola!

Cierto, hay que escribir.

— ¡Gabe! — Es que el universo no quiere cooperar. — ¿Qué haces aquí? — Aria salta el espaldar del sofá y se sienta a mi lado. — Me quedé esperándote en el campo de entrenamiento, la mayoría de chicos estaban sin camisa y usando trusas.

Ella es una pésima influencia para mí.

—Tengo cuarenta y ocho horas para terminar esto y todo lo que he logrado hacer es la portada, y eso que copie y pegue de otro archivo. — Me quito los anteojos y me los dejo sobre la cabeza. — Llevo dos semanas intentando escribir algo decente sobre la revolución francesa, me he visto como seis documentales y solo sé que María Antonieta jamás dijo que les dieran pastel y que a Robespierre el poder le fundió las neuronas. No te rías, esto es serio.

—Que sensible estás. — Me quita la laptop y la pone sobre sus piernas. — Kasch me dijo que tienes el modo huraño encendido y que no te molestara. — Bufo. — ¿El mal genio es por el ensayo de recuperación o por el hecho de que Natalia te tiene en sus manos? — Me mira de reojo y sonríe. — Lo sabía, eres tan fácil de leer para mí. Desembucha.

¿Por dónde empezar?

Por el inicio, tonta.

—No me gusta que me controlen, ni que me impongan condiciones. — Me tallo las manos por el rostro con fuerza. — ¿Puedes creer que nos dio quince días para hablar con Nikki y Victoria? Tengo quince malditos días para que mi papá llegue de gira y deba decirle que Kasch es mi novio, y como si fuera poco me exige hablar también con mi mamá ¡Con mi mamá, que odia a todo lo que tiene que ver con Natalia!

—Ajá.

—Ahora no solo tengo que pensar en cómo pasar las putas habilitaciones de las materias, sino que también debo estar pensando en una forma de hablar con mis papás y de paso una solución para que Ryder no mate a Kasch. — La rubia a mi lado ríe y casi de inmediato deja de hacerlo en cuanto la miro con molestia. — Esto es una mierda.

—Hagamos algo. — Me quita la libreta en la que he resumido todos los documentales que he visto y los que Kas ha visto por mí porque me he quedado dormida. — Vas a ir a dar una vuelta por ahí, tal vez te encuentres a mi hermano por casualidades de la vida y yo mientras tanto te ayudo con el ensayo.

Los milagros existen.

— ¿Segura? — Asiente. — Te ganaste el cielo, Aria. — Rueda los ojos. — ¿Adam está aquí?

—No lo sé, pero creo haber visto a alguien muy parecido a él en el estacionamiento hace un rato.

Tomo la mochila y saco la billetera y el móvil. — No tardo, te lo prometo. — Salto el sillón que me ha servido de refugio las últimas horas. — Eres la mejor amiga del mundo. — Salgo de la biblioteca corriendo para ir búsqueda del espécimen que me puede ayudar a encontrar a Jared sin que mi familia lo sepa.

Me estoy metiendo en la boca del lobo, lo sé, pero ya entrado en gastos no hay marcha atrás.

Tampoco es como si le tuviera miedo a las represalias de Helena, sinceramente me da lo mismo si le duele o no, lo único que me importa es la estabilidad de Abigail, desde que ella esté bien no me importa que el mundo entero se me venga encima.

El Hermano de mi ExDonde viven las historias. Descúbrelo ahora