48 Culpa

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48 Culpa

Las personas como Kasch eligen a sus víctimas siguiendo un mismo patrón: alguien vulnerable que sea fácil de manipular, alguien con una vida familiar caótica o alguien lo suficientemente frágil para poder dominar.

Algo así dijo la psicóloga que me atendió en la estación de policía, también me habló sobre las señales, señales que yo nunca vi, o no quise ver: El chantaje emocional, el control excesivo sobre lo que hacía, con quien salía o con quién hablaba, revisar mi teléfono, los celos, romper y aventar cosas cerca de mí mientras estaba enojado, sus besos y caricias agresivas cuando estábamos en público, en especial cuando habían chicos cerca y se ponía celoso, me empujó en el club, la vez en que me arrinconó contra la pared en el garaje y me levanto la voz, me hacía sentir culpable cuando discutíamos y él se enojaba, luego se arrepentía, me prometía que cambiaría y se transformaba en el mejor novio del mundo para obtener mi perdón.

Definitivamente fueron muchas las señales y yo no noté ninguna, sólo reaccioné cuando vi a Jordan en un hospital por culpa de Kasch, ahí entendí el peligro que estaba corriendo, el problema es que no lo dimensioné tal y como era, sólo vi el riesgo pero no tomé cartas en el asunto, no las suficientes para protegerme.

— ¿Gabe? — Aparto la mirada del folleto que me dieron sobre la violencia de género y miro a mamá, — ¿Estás bien? — Asiento e intento sonreírle, lo intento, porque me duele demasiado hacerlo, — tu papá volvió a llamar, — retomo mi lectura, la quinta que le doy a todo el papel con las señales de alerta, - en algún momento tendrás que hablar con él.

—Él quiere hacerlo, yo no, — me levanto y recojo el paquete de hielo antes de irme hacia la sala, — hola.

—Hola, — Helena me hace un lugar a su lado en el sillón, — ¿Cómo...

—No me preguntes como me siento, estoy harta de escuchar esa pregunta los últimos días.

—Vale, entonces dime cómo van las cosas con Adam, — deja de revisar los cuadernos de Abigail, — ¿Ya lo hicieron?

— ¡Helena! — Ella ríe y yo aparto la mirada, — no hemos hecho nada, queremos ir despacio.

No Gabrielle, tú quieres ir despacio.

Silencio.

— ¿Quieren ir despacio? — Asiento, — ¿Tú quieres ir despacio? — Bufo y asiento de nuevo, — ¿Es alguna especie de apuesta con Savannah? — Ruedo los ojos y niego, — entonces explícame por qué quieres ir lento cuando por fin tienes al chico que ha despertado tus bajos instintos por años, literalmente tu veías a Adam y te mojabas.

Tengo jaqueca, y no es por los golpes.

— ¡Eso no es verdad! — Presiono el paquete de hielo sobre mi mejilla, — no quiero hablar contigo de eso, — levanta las cejas, — ¿Cómo van las reuniones con tu tormento y el psicólogo de Abby?

Abigail siempre ha sido consciente de quien es su mamá, nadie le mintió respecto a eso, también sabe que Helena cuando decidió dejarla con Nikki y Victoria fue porque sentía que no podía ser una buena mamá, no podía ser la mamá que ella necesitaba, pero de lo que nunca se habló fue del donante del espermatozoide que ayudó en su creación, creo que fue porque en mi papá encontró todo lo que quería y por eso nunca sintió curiosidad por saber sobre ese sujeto, pero era obvio que en algún momento se tenían que conocer y a pesar de que ella es tan ella con tantos colores, brillos y unicornios, también es una niña bastante madura y al parecer de los tres es la que mejor lleva la situación.

Claro está que también la tiene fascinada el hecho de tener dos papás y que Jared esté dispuesto a escucharle su eterno parloteo y a llenarla de regalos. Ella es digna nieta de su abuela.

El Hermano de mi ExDonde viven las historias. Descúbrelo ahora