[Chapter 8]

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—¡TÚ!— vociferó Randall con molestia mezclada con asco.

—Así que me recuerdas— río mientras avanzaba a pasos cortos hasta situarse frente a los chicos y colocar la pistola en la frente de Randall — me enviaron a-

—A matarme…— cortó Randall y lo miró desafiante a los ojos — ¿Crees que no lo sé, imbécil?

—Sigues teniendo ese mal carácter de siempre… — empezó a jugar con el arma pasándola de una mano a la otra — Si que nos has dado problemas, lograste escapar llevándote contigo una información demasiado valiosa, ¡ERES LA CÚPULA DE ESTE EXPERIMENTO! — exclamó con emoción casi exagerada — tu sangre tiene toda la información necesaria para hacer cualquier cosa, matar, controlar, ya sabes…

—¿De qué mierda hablas?— protestó Randall.

Rachas y Susan seguían tras Randall, atentas a cualquier movimiento del tipo frente a ellas. No tenían muchas posibilidades de sobrevivir. El hombre frente a ellos estaba fuertemente armado, además de ser prácticamente una máquina de matar.

—A ver… déjame ponerte las cosas algo más claras. -ya vas a morir, así que creo que no importa- — balbuceó — todo esto que está pasando, fue parte de un plan, uno grande, el congelamiento, bueno, para eso hay satélites que pueden controlar tormentas y demás, así que lo único que tuvimos que hacer, fue invertir su función y luego los destruimos ¿Maravilloso, no? El virus, bah, otra cosa más sencilla. Parásitos, sí, parásitos capaces de entrar a tu mente y controlarte, claro que al parecer, solo afecta a aquellos que su intelecto no es muy elevado. ¿Ahora entiendes?

—Si, pero sigo sin comprender el por qué de esta estupidez— bufó.

—Poder niño, obtener poder. Una vez la mayoría de la población se haya destruido a si misma, esparciremos un antídoto para volverlos a la normalidad, pero van a despertar en un mundo diferente, el poder nos va a pertenecer a nosotros. ¡EL MUNDO SERÁ NUESTRO...

—Será de él, no seas imbécil. Tú solo eres un pequeño peón que será sacrificado en cualquier momento...— un golpe en su rostro lo envío volando contra el pavimento. La sangre brotó.

—No hables de lo que no sabes, maldito mocoso… voy a hacerte sufrir y luego voy a divertirme con tigo como lo hice antes de que escaparas. Dime, ¿No te gustó?— soltó una estridente carcajada mientras se acercaba con pasos de gigante al chico tirado en el suelo.

—M-maldito—se quejó mientras trataba inútilmente de ponerse de pié

—No te esfuerces, te mataré rápido, me divertire un poco con tigo y luego con ellas, ya no necesitamos nada más que un poco de tu sangre — el hombre rebuscó en los bolsillos de su chamarra de cuero y sacó un tubo de muestras, dotado de una aguja y cubierto de metal para asegurar el contenido — te ves patético ahí en el suelo — se acercó a Randall y se agachó frente de él y acercó su rostro al del chico — primero la sangre — de un golpe enterró la aguja en su cuello arrancado un quejido de la garganta de Randall.

Su cara estaba verde debido al dolor y el estado de shock, las cejas del hombre se crisparon y su labios se torcieron hacia arriba en una pequeña sonrisa de satisfacción. Hurgó en sus bolsillos con la mano izquierda, y sacó un pequeño cuchillo de no más de 3 pulgadas y media.

—Voy a cortar tu cuerpo por pequeñas partes, realmente lo voy a disfrutar— de un tirón, arrancó la aguja del cuello del chico al notar que el pequeño contenedor ya estaba lleno. Lo guardó en sus bolsillos con sumo cuidado y sonrió de nuevo. A sus espaldas, Rachel y Susan permanecían quietas, sin siquiera pestañear, espectantes a lo que pudiera ocurrir. — no se impacienten chicas, me iré a divertir con ustedes en un momento. Primero, el-…

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