[Chapter 7]

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Estaba allí, no recordaba como había llegado a ese lugar, ni por qué, todo estaba a oscuras, pero sabía que estaba sujeta a una silla, con correas en sus muñecas y tobillos además de una mordaza en su boca. Todo estaba frío, de repente se encendieron las luces, era una habitación enorme de color blanco, donde lo único que se hallaba en esta, era ella, sentada casi desnuda y amarrada como una bestia. Se fijó en su piel, ya no era color nuez, ahora era negra y llena de escamas ¿Qué había pasado? ¿Por qué no podía sentir sus piernas? ¿Por qué estaba allíX amarrada a una silla de hierro?

—Rissa ¿Me oyes?— una voz inundó la habitación, era Richardson, el tipo ese con aspecto de perro bulldog que soñaba con apoderarse del mundo — al parecer algo salió mal en el experimento y ahora… bueno…— su voz temblaba, estaba nervioso, dolido o lo que fuera — lo siento— dijo en un tono casi de burla.

De nuevo todo quedó en silencio. Ella se esforzaba por mantener los ojos abiertos. Su cuerpo empezó a hormiguear, el efecto de la anestesia estaba pasando, pronto podría caminar, iría a buscar a Chris a Ema y Kellan y después a ayudar a ese tipo con su ambición, era lo que todos soñaban, estarían dispuestos a sacrificar muchas cosas, con tal de obtener una buena paga, desde siempre ellos cuatro no habían sido más que miserables huérfanos, no tenían nada, el mundo había sido injusta con ellos, ahora era tiempo de que ellos le dieran una lección.

Se durmió de nuevo estando todavía atada a esa silla. Su cuerpo se sentía diferente.

Despertó mucho tiempo después con un terrible dolor en su cuerpo, su garganta estaba seca, ardía demasiado. Trató de hablar para pedir agua, pero no pudo articular palabra. Miró de nuevo su cuerpo, esta vez detalló todo. ¿Donde estaba su piel de la que tan orgullosa se sentía?, no estaba allí, en su lugar había una extraña piel negra y llena de escamas que le producían comezon.

—Ohhhh, despertaste— era Richardson — parece que no puedes hablar. Bebe un poco — la pared se abrió frente a ella y salió una pequeña base con un vaso sobre esta — Vamos, debes tener sed— Rissa vio la pajilla sobresalir por el borde del vaso. Estiró un poco su cuello y logró tomar el pitillo con su boca, se bebió todo el líquido y sintió alivió, así como también que su cuerpo estaba demasiado pesado otra vez.

[…]

—¡¿Por qué está así?! ¡¿Qué mierda le hiciste?! DIJISTE QUE TODO IBA A SALIR BIEN— Chris gritaba, estaba a nada de atravesar a Richardson con la cuchilla que sostenía en sus manos.

—Chris, mi querido Chris— río entre dientes y acercó su rostro al del chico — no estás en posición de reclamar nada, todo lo que tienen es gracias a mí. Deberías estar agradecido de no haberla dejado morir. Abortamos en procedimiento para salvarla. ¿Qué no te das cuenta? — se alejó de él y giró sobre sus talones.

—HIJO DE PUTA— se abalanzó sobre el hombre, dispuesto a matarlo.

—¡Chris!— él se detuvo en seco

—¿Ema? ¿Por qué? — la rubia mujer tenía una espada en su cuello.

—No es su culpa, él solo intentó darnos lo que pedíamos— agregó mientras apretaba sus dientes— y ahora estamos pagando el precio de nuestra ambición— susurró.

—La convirtió en un monstruo— dijo con voz temblorosa — convirtió a mi Rissa en una aberración… si la vieras— se quebró, cayó de rodillas ante su hermana y lloró.

—La vi— le susurró al oído y lo cobijó en un abrazo — debemos buscar una cura— añadió.

[…]

—¡Vamos, deben entrenar más duro…!— gritó Chris mientras se ponía de pie con dificultad.

En los últimos días, Rissa había estado en recuperación, los médicos estaban tratando de salvar algo de su aspecto físico, sin embargo los esfuerzos eran inútiles. Ella no volvería a ser la misma chica morena y sonriente. Ahora era casi un maniquí controlado por Richardson, una máquina de matar.

E.P.I.C.N.EDonde viven las historias. Descúbrelo ahora