Capítulo 5 "Inesperado"

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Abren las puertas ¡MIERDA! ¿Porque me olvidé de colocar el seguro?, entro Leonel y yo estaba tan perdido en la mirada de Eduardo que cuando reaccione  Leonel ya estaba adentro.

-Que pasa Leonel, ¿Por qué entras sin tocar la puerta?-

-Lo siento Javier, tus amigos te están buscando. -

-Leonel, que te pasa, no puedes entrar así, sin avisar.-

Debo admitir que jamás había visto a Eduardo tan enojado, quizá sí era muy importante lo que quería decirme.

Pasaron los días y siempre me quedé con la duda, no se que me iba a decir Eduardo esa noche, aunque debería agradecerle a Leonel, tal vez evitó que arruinará mi amistad, no puedo decirle que me gusta, mandaría mi amistad a la basura... Debo llamarlo.

Eduardo

-Hola Eduardo ¿Estás ocupado?-

-Hola nene, no dime ¿qué pasa?-

¡Woo! me empieza a recorrer esa misma sensación de antes, nunca me había dicho nene, eso me ha encantado.

-Eduardo, tenemos que hablar, aún está pendiente la plática de mi cumpleaños.-

-Lo sé Javi, también te iba a llamar porque quiero que hablemos, llegó a tu casa a las seis de la tarde.-

-Te espero.-

Fin de la llamada

Me doy cuenta en mi reloj que ya está marcando las cinco de la tarde, debo ir a bañarme he tenido un día muy ocupado y no quiero recibirlo apestando a sudor... Aunque nunca me había preocupado por eso hasta hoy.

Entro a mi regadera y como si nada me transporto al mundo lleno de fantasías en dónde solo estamos los dos, otra erección se vuelve a apoderar de mi, y me gusta sentir esto... me gusta pensar en Eduardo mientras me masturbo, nunca lo había hecho pensado en él, realmente nunca me había masturbado, es tan excitante.... ¡Oh por Dios! Me quedan diez minutos, salgo de la regadera y empiezo a vestirme creo que me pondré una pantaloneta y una camisa normal, esta vez no quiero que piense que me arreglo demasiado.

Suena el timbre, ya sé que es él, bajo y ahí está con esa mirada que me paraliza, pero debo disimularlo muy bien.

-Eduardo, que puntual eres.-

-Javier, te miras muy bien, jamás me he equivocado contigo, vez que si tienes buenos gustos con la ropa.-

Mi subconsciente me decía que no solo con la ropa sino que con él también.

-Gracias Eduardo, ¿quieres algo?-

-No, así estoy bien.-

-cuéntame, que es que me querías decir aquella noche.-

-Pues Javier, la verdad es que... ¡Mierda! No sé cómo decirlo, eres un gran amigo, mi compañero, me has ayudado tantas veces y en verdad en estas últimas semanas te alejaste de mí, y en verdad me dolió, con el pasar de los días te empece a extrañar de una manera única y diferente, sentí algo que no había sentido y créeme lo pensé y pensé y llegué a una conclusión.... Javier, tú me gustas.-

¡Madre mía! Me he quedado en shock, no puedo sacar de mi mente sus palabras, es tan lindo pero en verdad ¿le gusto...?

Juventud: Amor, sexo y drogasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora