Balir, el guardián de las arenas

39 5 0
                                    

Balir, el guardián de las arenas

Oh, un humano... ¡Un humano! ¿Sabes?, no acostumbro a tener visitas, bueno, ya sabes, esto es un desierto y nadie visita los desiertos, entonces me emociona tener alguien a quien contarle historias mientras decido el destino de su vida.

Mi nombre es Balir, el guardián de las arenas. ¡Un gusto en conocerte!

Soy el guardián de todos los desiertos, desiertos de todo tipo, excepto los témpanos, ellos le pertenecen a mi hermana Polaris. Permíteme organizar todo para ti, así podrás entenderlo mejor.

Hace muchos siglos, había una época donde el caos reinaba, los humanos lo destruían todo y a todos, era terrible. Creo que los humanos le llaman siglo vacío.

En ese momento, mi predecesor, Toth, el guardián de la vida, estaba muy ocupado porque, como podrás notar, ustedes los humanos ponían en riesgo a toda la vida de este planeta. Así que decidió hacer un sacrificio... Luego todo es muy borroso, y sólo recuerdo una espesa negrura, y luego había nacido yo.

Emergí de las arenas de este desierto en el que te has perdido, querido humano, y desde ese entonces vivo aquí, en una aburrida soledad. Pero al fin y al cabo una soledad disfrutable, ¿Cierto?

Mientras mis otros hermanos combatían el caos, yo permanecía acá. No me malinterpretes, las extensas charlas con los camellos se me hacían divertidas, pero luego de imaginarme el mismo chiste 653 veces ya pierde la gracia.

Entonces llegó el primero, ¡El primero de muchos!

Era un humano malo, enemigo de la vida, justo de los ejércitos que mis hermanos destruían. Entonces decidí convertirme en un juez, y decidir qué hacer con el humano: guiarlo hasta que encuentre salida de mi desierto, o entorpecer su camino hasta que se deshidrate y no pueda ni siquiera llegar a pensar en una salida.

Obviamente elegí la segunda, además de ser la correcta, era la más divertida.

Entonces así fue, coloqué un oasis donde no lo había y el pobre tonto sólo tragaba arena, creé dunas gigantes para que tardara días en cruzar pequeñas distancias, sin mencionar las tormentas de arena, los extremos calores del día, los aterradores vientos fríos de la noche, o las alucinaciones producto de mi conversación combinado a su deshidratación.

Era tan divertido oírlo delirar. Me relaja oír las voces humanas en ese estado, dejan a un lado su prepotencia y muy gentilmente me piden piedad. Simplemente fantástico.

Luego de él, llegaron cientos, incluso miles. Ninguno merecía vivir, pero al menos conversé con muchos de ellos antes de verlos ser tragados por las arenas de mi maravilloso hogar.

Luego de esa época de caos me sentí muy solo, no habían humanos para charlar. Pasé mucho tiempo solitario, hasta que sucedió un desafortunado acontecimiento y pude hacer acto de presencia.

Se trataba de una joven mujer con la voluntad más grande que jamás había visto, sólo con verla bastaba para darte cuenta de que ella tenía algo que otros no. Fue ella quien me hizo ver que algunos humanos aún valen la pena.

Oh... Te estás deshidratando. No te preocupes, ya vendrá la noche, pronto sentirás que mueres de frío.

Como decía, esa joven me hizo recuperar mi fé en la humanidad, tanto a mi como al resto de mis hermanos. Hasta ahora, es la única humana que ha pisado mis arenas y ha sobrevivido, aunque eso no suena muy esperanzador para ti, jeje.

Cada vez que me sentía solo, podía hablar con ella, sus capacidades van mucho más allá de lo que puedas imaginar, te diría que no tiene límites, pero tiene uno, sólo uno basta.

Han pasado alrededor de 500 años desde que ella vino, tengo mucho tiempo sin verla, ella era muy linda, ¿Sabes? La extraño... Era la única que realmente disfrutaba conversar conmigo.

Desde que ella se fue, sólo he podido charlar con otro aparte de ti. Él era mucho más violento, intentó atacarme y perdió energías de una forma muy ridícula, murió muy rápido debido a su imprudencia.

Tú eres distinto, ya casi terminas de oír mi historia, eso te suma puntos. Quizás seas el segundo humano capaz de entrar en mi hogar y salir con vida, aunque no sé si deberías ganarte ese privilegio.

No te mentiré, eres muy silencioso pero al menos me gusta contar mi historia sabiendo que hay alguien que la escucha. Por otro lado, tú no tienes ninguna virtud, lo que te convierte en un peligro para todos los que protegemos la vida.

Fuiste muy gentil conmigo al escucharme y todo lo demás, pero no puedo permitirme cometer un error así, supongo que me entiendes.

La verdad se me dan muy mal las despedidas, entonces... Sólo espero que la montaña de arena que que pronto te sepultará no te sea tan doloroso. ¡Me divertí mucho contigo! Y te diría que espero volver a verte, pero no te daré esperanzas ni ilusiones. Adiós mi pequeño amigo, fue un placer conocerte.

Entonces una gran montaña de arena sepultó el cuerpo de aquel caminante de rumbo perdido que se topó con Balir.

Balir volvió a su soledad, esperando pacientemente el regreso de aquella humana que una vez le demostró que no todos los humanos están perdidos.

A fin de cuentas, todos necesitamos a un humano que nos pueda demostrar que no todos están perdidos.

Cómo pintar monstruos en mundos perfectos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora