anexos | ladynoir july 2020

día 22: comprendimiento/realización

Si alguna vez le hubiesen dicho que se enamoraría de alguien más que no fuese Ladybug, se habría reído, como lo hacía cada vez que Plagg comentaba que Marinette no era solo una amiga para él, pero ya no le hacía gracia.

Hace bastantes semanas se sentía incómodo en su presencia, como si mirarla le doliese y rozarla le quemara las extremidades, sentía que se estaba volviendo loco por culpa de su amiga y no tenía explicaciones a su comportamiento, se sentía ridículo. Según su kwami solo estaba descubriendo lo que él llamaba "la inexorable realidad" pero para él era confuso aún, ¿era posible estar enamorado de dos personas? ¿Cómo es que ahora que tenía todo lo que había deseado por tantos años, ahora pareciera que ya no le llena? ¿Eso lo hacía una mala persona?

El solo pensamiento de poder querer a alguien más que a Ladybug lo volvía loco. ¿Por qué ahora que finalmente estaban juntos tenía que tener esa clase de pensamientos? ¿No era lo que él había anhelado con toda su alma? ¿No era amor lo que sentía? ¿No era amor lo que sentía también por la dulce Marinette?

Quizás podría excusarse con que nadie podía culparlo, Marinette era un pan de Dios y era humanamente imposible no sentirse atraído a su persona, aunque no se veía dándole esa excusa a Ladybug.

El pensamiento de qué hacer con su actual pareja le causó pavor. ¿Qué le iba a decir? ¿le iba a decir, siquiera? ¿Que le atraía una compañera de colegio con la que había compartido momentos hermosos y que había estado ahí siempre para él? ¿Que anhelaba encontrarse con Marinette detrás de la máscara? Eran pensamientos ridículos pero que no dejaban de hacer estragos en su cabeza y en su pecho, angustiándolo.

Su kwami solo se dedicaba a observarlo aguantándose un poco la risa para no hacer sentir peor a su portador. Oh pobre chico, si tan solo supiera, pensó Plagg. Al menos agradecía que tuviese una neurona funcionando, al parecer más de una parte de su cuerpo intuía que la chica que olía a pan era más que una compañera de colegio. Tenía ganas de patearle un poco la cabeza para ver si alguna otra neurona decidía despertar a cooperar con su delirio, pero decidió dejarlo en paz. Al fin y al cabo, no creía que nada podía salir mal.

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Palabras: 396.

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