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•Día de la audiencia•
_____________________—Recuerda, no pierdas los estribos. Ellos intentaran todo para hacerte molestar—Digo mientras ajusto su corbata.
Luego de tanta espera por fin el día de la audiencia había llegado. —Sabes que mejor quítatela —Ordeno—, esta bien. No hay nadie a quien impresionar, no debemos ir vestidos como algo que no somos.
Alex asiente y se quita la corbata, toma una cazadora y se la coloca en un instante. Yo hago lo mismo.
Salimos de casa con los documentos en mano y subimos al auto de Roman. —Cuando lleguemos no podemos estar tan nerviosos como ahora—Dice Román mirándome.
Mi nerviosismo era evidente, no tenia nada que ver con el Ministerio, si no conmigo misma, no podría mantener la boca cerrada viendo cómo le dirán un montón de cosas feas.
—Si, esta bien —Respondo. A mi lado Alexander se mantienen en silencio, su mirada se centra en mi y entrelaza una de sus manos con la mía.
No pasa mucho tiempo cuando estamos frente al edifico Ministerial el pórtico nos da la bienvenida, Alex es el primero en salir del auto, sostiene la puerta para mi y luego la cierra, seguido sale Roman y luego bloquea los seguros del auto.
—Bien, hagamos esto—Suspira Román. A decir verdad siempre lleva puesto su habitual chaleco antibalas, lleva un arma y las características botas de los Armstrong.
Entramos al edificio, la secretaria nos recibe y luego de anunciarnos por el teléfono subimos al ultimo piso por el ascensor. El mismo salón de la Asunción.
Al llegar todo esta acorde como lo recordaba, un salón muy parecido a una corte real. Los ministros se encuentran debidamente sentados frente a nosotros y los alfas al costado, como los jurados en un juicio.
—Ah, Joven Drummond ha venido usted también —Saluda Jeffrey a Román. Este saluda al suegro de su hermano con un levantamiento de mano. —Comencemos.
Los alfas toman el debido asiento y no me pasa desapercibida las miradas que nos lanzan. Algunas son de confusión, otras de burla e incluso puedo jurar que hay algunas llenas de sorna o superioridad. —Estamos aquí para responder a la solicitud de Allison Sallow y su prometido Alexander Armstrong. Ellos quieren incluir a la Manada Armstrong a la orden ministerial. Les cedo la palabra—Habla Jeffrey nuevamente.
Para nadie es un secreto el cariño y respeto que siente Jeffrey Scott hacia mi persona, mismo respeto con el que espero ser tratada en esta oportunidad.
Román que se mantiene en silencio reparte las copias a casa uno de los Alfas incluyendo a Jeffrey.
—La manada Armstrong ha roto su alianza con los cazadores—Comienza Alex—, esa acción que nos manchó y nos margino por más de una década ya no existe. Por el bien de mi gente y de mi futura esposa, he tomado la decisión de regirme a nuevas leyes a las de la Orden. Quiero regir mi mandato bajos las leyes del Ministerio y fusionarlas con las mías propias.
La parte no tan favorecedora de las audiencias es que cualquiera puede interrumpir, no importa que Jeffrey sea la autoridad máxima, debe tomar en cuenta las opiniones de los demás Ministros (que son 5 en total) y los demás Alfas.
—¿Pero no fue su propia manada la que se rebelo en contra de todo lo que significa el Ministerio?—Pregunta el Sr Killian Horsely, uno de los ministros.
Killian no se encuentra en ningún bando, no es blanco ni negro, según la información que me proporcionó mi padre, ya Kian lo había puesto al tanto, alejar las amenazas siempre va a ser una prioridad.
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La resiliencia de Allison Sallow.
Ficção Adolescente❝Ubicado en Eastwood el este de Misterywood, un estado lleno de criaturas sobrenaturales conviviendo en armonía, lideradas por un Ministerio. Los líderes y alfas de estás especies son quienes mantienen la comunicación con El Ministerio. La feli...