Cat tuvo que terminar de recoger sus pertenencias y poner su mochila en sus hombros mientras Valentina estaba parada en la puerta aguardando por ella. El ritual de recoger a su pequeño tesoro en la escuela es una de las partes favoritas del día de la castaña, solo porque implica recibir ese abrazo dulce y tierno de su bebé después de un día exhausto de trabajo.
Pero ese día fue algo inusual, Cat salió de su aula y, de manera distinta a todos los días, no corrió hacia su madre con una gran sonrisa en su carita. Catharina caminó lentamente con ojos tristes y muy poca energía.
- ¡Hola mi amorcito! – dijo Valentina arrodillándose para saludar a su bebé y al instante sintió su tristeza.
Compartieron unos segundos de un profundo abrazo en el cual la pequeña ojiazul se apretó en los brazos de su madre con mucha fuerza, casi como si fuese una necesidad sentirse segura allí cerca de su corazón.
- ¿Qué pasó mi amor? – Valentina intentó nuevamente, pero la niña sacudió la cabeza evitando mirar a los ojos de su madre. En ese momento Valentina entendió que la pequeña no hablaría, era el mismo gesto de su esposa. La niña heredó la personalidad de Juliana de no vocalizar sus angustias o sufrimientos. Era como su mecanismo de escape para evitar "compartir" el sentimiento, como si hablar de ello pudiera multiplicar la carga en vez de aliviarla.
Catharina se apartó de los brazos de su madre sin decir ni una palabra por lo que Valentina se limitó a besar su frente y ofrecerle su mano para que pudieran caminar juntas hasta el coche. Inmediatamente, la pequeña entrelazó sus dedos con los de su madre y empezaron a caminar.
De camino a casa, la mayor colocó las canciones favoritas de Cat en el estéreo del coche, pero ni siquiera eso hizo que la pequeña se abriera un poco o le contase que sucedió durante el día que la tenía en ese estado alicaído. Estaba distante mirando por la ventanilla del auto, perdida en sus propios pensamientos. Val la observaba cada dos segundos a través del espejo retrovisor, pero decidió mantenerse en silencio para respetar el momento de su hija.
...Juliana se encontraba en la cocina preparando la cena cuando Cat y Valentina llegaron al apartamento después de un silencioso trayecto que duró unos diez minutos.
- ¿Mis dos personas favoritas en el mundo entero ya están en casa? – gritó la morena desde la cocina una vez que escuchó que se cerraba la puerta principal. Cat miró a Valentina con mucha ternura mientras le quitaba la mochila para permitir que la pequeña corriera a saludar a su madre.
Valentina se sintió aliviada en lo más profundo de su corazón solo con presenciar cuánto cambiaba el humor y el gesto de Catherina al estar cerca de Juliana. Esas dos tienen una conexión tan hermosa y especial que es difícil no morir de amor al verlas interactuar, era de carácter obligatorio para la castaña derretirse de amor por ellas todos los días.
- ¿Dónde está mi beso? – preguntó Juliana con la pequeña en sus brazos mientras la ojiazul las observaba desde la puerta de la cocina.
Cat besó a su mamá de manera seria y con la mirada distante. Juliana de inmediato buscó los ojos de su esposa como si le preguntara qué estaba mal con su pequeña y Valentina simplemente se encogió de hombros, respondiendo en silencio que no sabía por qué su hija estaba tan triste.
- ¿Qué te pasa pequeñita? – le preguntó Juliana después de besar su delicada y diminuta nariz y Cat simplemente sacudió su cabeza negando sin pronunciar palabra alguna.
- Creo que un gatito le ha comido la lengua – habló Valentina desde atrás, haciendo que su esposa se echara a reír con el juego de palabras que ella acababa de hacer. Pero su Cat permaneció seria, o porque no entendía el uso del idioma y su significado o porque realmente estaba triste.
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Baby Cat
FanfictionNarra la historia de la familia Carvajal Valdés, Juliana y Valentina como madres de una hermosa pequeña de cinco años: Cat. La pequeña es la mezcla perfecta de las características más bonitas de sus madres, la terquedad y fortaleza de Juls con la d...