"Capítulo I: ¿Dónde está Mike?"

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- Bebé, ¿Puedes ir?

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- Bebé, ¿Puedes ir?

- Hmm... ella te está llamando a ti amor!

- Bebé por favor ve tú- dejo dos suaves palmadas en su trasero.

- Ay, Dios mío, ya voy- Juliana se puso de pie y caminó hacia la puerta de la habitación con los ojos ligeramente cerrados.

- ¡Gracias corazón! – la voz de Valentina resonó desde la habitación y Juliana podía sentir la sonrisa de su esposa.

- Mamiiiiii... - la dulce voz se repetía insistentemente. Al acercarse al sonido, Juliana sonríe ante la sensación que le produce. Definitivamente es maravilloso despertar a las 3 de la madrugada para eso.

- ¿Qué pasa amorcito? – ella entró a la habitación para mirar esos ojos azules que siempre le recuerdan a los de Valentina. Le fascina mirarlos de manera tal que ni siquiera le importa estar despierta en medio del amanecer.

Cuidadosamente se sienta en el borde de la cama y deja un beso en la frente de su hija, la pequeña es una versión casi exacta de Valentina. Las pequeñas pecas en su rostro combinan perfectamente con su pelo rubio oscuro, eso hace a Juliana sonreír mucho más.

- Mamá, ¿mami está durmiendo? – la pequeña preguntó con voz llorosa mientras se frotaba los ojos cargados de lágrimas.

- Si mi amor, ella está durmiendo, ¿Qué pasa? ¿Por qué no puedes dormir? – Juls colocó algunos mechones de Catharina detrás de su oreja. Había algo de duda en las palabras de la pequeña, pero se las arregló para explicar a su madre lo que estaba ocurriendo.

- ¡Mamá no puedo encontrar a Mike! Estaba durmiendo conmigo y me desperté y no está aquí... - ella comenta mientras las lágrimas corren por su rostro y el corazón de Juliana no puede soportarlo.

- Cat, mi amor no llores. ¿Vamos a buscarlo juntas? Tal vez podría haber ido a Monster Inc a trabajar, ¿no crees? – la pequeña dejo de llorar de inmediato.

Juliana está muy orgullosa de cómo se convirtió en una buena madre, al principio pensó que sería difícil tener hijos considerando la resistencia que tenía cada vez que Valentina le proponía hacer crecer la familia. Esto provocado principalmente por el hecho de que su infancia no había sido la mejor y su idea de familia era un padre violento y borracho y una madre sola y triste. Todos esos efectos secundarios de su niñez fueron trabajados pacientemente por Valentina, quién le hizo descubrir y entender que el amor entre ambas era mucho más fuerte que sus miedos.

Amor, ese fue el detalle más importante que permitió que Juliana cambiara de opinión acerca de tener hijos. Los años de noviazgo con Valentina y ahora su matrimonio, solo sirvieron para aclarar aún más que ese sentimiento era el vínculo más fuerte y solido entre ellas. El cuidado, el respeto, la intensidad en cada beso y en el sexo, la pasión, la complicidad, la confianza... la lista continua infinitamente, la hizo asimilar que tener hijos no era solo el resultado de la presión de la sociedad o del hecho de que sus padres siempre preguntaban por los nietos. Se trataba de multiplicar su amor, compartirlo con más vidas.

Baby CatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora