Baby Cat

"Capítulo V: Baby Cat"

Valentina entró al apartamento y escuchó algunos ruidos provenientes de la cocina, sonrió al instante por la comodidad que sentía por estar finalmente en casa. Era la sensación más hermosa del mundo para ella sentirse en su lugar seguro, al lado de su esposa, de la mujer que la hacía infinitamente feliz.

- ¡Hola hermosa! Tengo... - Juliana fue interrumpida por un suave y delicioso beso húmedo. Ambas sonrieron y dejaron que los suspiros contenidos escaparan de sus labios conectados – Te extrañé... - completó la frase antes de recibir otro beso.

- Hola hermosita, ¿Te portaste bien con mamá hoy? – Juliana levantó la camiseta de Valentina para tener acceso a su piel y besó su vientre con dulzura.

- Ya no se mueve mucho, creo que finalmente se está acomodando en una buena posición – Valentina habló por su bebé y acarició el cabello de la pelinegra mientras admiraba como ella le susurraba palabras de amor y afecto a su abdomen bastante abultado.

- Ella es muy buena escuchando mi amor, anoche tuvimos una conversación... - la morena se puso de pie rápidamente y besó los labios de su esposa otra vez. Luego la abrazó rodeando su cintura con sus brazos.

- ¿Cuándo? No lo recuerdo – preguntó Val al oído de su esposa.

- Cuando finalmente te quedaste dormida. Eran como las tres de la madrugada, creo... - respondió Juliana.

- Hmm... ¿Sí? ¿De qué hablaron ustedes dos? – la castaña retiró un poco su cuerpo, colocó las manos a cada lado de la cara de Juls y frotó suavemente su mandíbula con los pulgares.

- Le dije que se comportara bien hoy, que te permitiera disfrutar la tarde y fuera buena niña – respondió.

- Bueno, ella te hizo caso. La tarde con Eva, Lucia y mi suegra fue muy agradable, solo me sentí mareada una vez ¡Tenemos un récord! – ambas sonrieron – Pero todavía tengo mucho apetito – completó.

Valentina al comienzo de su embarazo no sintió ningún tipo de malestar, pero a medida que pasaban los meses la nauseas comenzaron a ser frecuentes. En el último mes, se volvieron mucho más recurrentes porque cada vez estaba más cerca la fecha del nacimiento de la bebé.

- Sé que no tiene nada que ver con lo que estamos hablando ahora, pero suena extrañamente genial – Juliana sonrió orgullosa y brillante.

- ¿De qué estás hablando amor? – preguntó genuinamente curiosa por saber la fuente de la felicidad en el rostro de su esposa.

- Llamas a mi madre suegra, es tan hermoso escucharlo que yo solo... - inevitablemente Juliana dejó caer algunas lágrimas que rápidamente intentó limpiar, pero Valentina lo impidió.

- Está bien ponerse emocional chiquita. Libera tus lágrimas, significan que eres feliz ¿no? – preguntó con dulzura.

Juliana asintió, afirmando su estado de felicidad y alegría y luego se permitió llorar. Su esposa la abrazó con fuerza, sin contener su emoción, y así permanecieron por unos minutos. Respirando el aroma una de la otra y dejando que sus corazones latieran al mismo ritmo.

- Es que hemos pasado por tantas cosas. A veces no creo que sea verdadero, es demasiado bueno para ser verdad mi vida – confesó la morena.

- ¡Juls lo sé! A veces también lo siento, pero ¿sabes que me recuerda que esto es real?... el olor a comida quemada, cariño, ¿apagaste el horno?

Juliana se deslizo rápidamente de los brazos de Valentina, pero no fue suficiente para evitar que la lasaña se quemara por completo. El humo que salía de allí era enorme, y la ojiazul tuvo que abrir las ventanas de la cocina para dejarlo salir porque de lo contrario la alarma contra incendios se dispararía y estarían bajo agua en fracción de segundos.