{10080} LUZUPLAY <<Adaptación>>

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"Bien" describía perfectamente la situación, pero se mantuvo en ese estado sólo por un tiempo. Durante semanas su acuerdo resultó bien. Tras terminar los preparativos en la antigua casa de Luzu, pusieron su plan en acción. Las noches en las que Luzu decidía quedarse en la ciudad, Raúl (si podía) preparaba algo de comida, tomaba un viaje largo en autobús y luego atravesaba otro poco en taxi solo para darle a luzu su cena.
Se aseguraba de que su comida supiera bien y que fuera algo que probablemente su esposo estuviera deseando, para lo cual desarrolló una especie de sexto sentido luego de haber estado casado por casi dos años.

Luzu intentaba ir a su hogar durante los fines de semana como habían acordado, pero el cansancio lo deboraba para el fin de semana y no le permitía sentirse lo suficientemente bien como para hacerlo. Así que, tras muchos intentos de los cuales muy pocos salieron bien, Raúl le sonrió y le dijo que estaba bien que se quedara en la ciudad y que no necesitaba presionarse por volver a casa. Al inicio Luzu se negaba a aceptar ese gesto amable, pero al final comenzó a quedarse en la ciudad los fines de semana e incluso cuando se suponia que la casa era usada para si ellos aquellos momentos difíciles en los que no podía regresar a su hogar, Luzu comenzó a usarla frecuentemente cada semana hasta que hubieron pasado meses desde la última vez que habia puesto un pie en la propiedad que había adquirido para ambos. De alguna forma, su pequeño refugio estaba nublandose en su memoria, siendo reemplazado por la función práctica que la antigua casa tenía para ofrecer: conveniencia.

En cuanto a Raúl, comenzó a frecuentar la casa menos y menos debido a la fecha de entrega que se iba acercando.
Se tomaba el tiempo e intentaba contactarse por teléfono o videollamada cuando podía pero, como todo lo demás, esos momentos se redujeron en número también. Cuando Luzu estaba trabajando en la oficina, Raúl estaba durmiendo después de haber dado sus consultas y haber escrito un sin fin de cosas hasta el amanecer cuando finalmente, colapsaba en su cama, solo.

Y, en aquellas raras ocasiones cuando Luzu tenia la suerte de su lado al llamar a su esposo, sus conversaciones eran siempre breves y genéricas. Con el tiempo el tiempp se volvieron sosas, con todas esas preguntas casuales y usuales como "¿cómo has estado?" Y "¿has comido?". Las llamadas siempre eran breves por el simple hecho de que ambos sabían que el otro necesitaba dormir o descansar.

Una noche, mientras Luzu estaba recostado en su cama sin nada que mirar más que a la luna llena brillando a través de su ventana y las suaves ondulaciones de las cortinas, pensó en su decisión. Caviló sobre lo que estaba pasando. Sentía una ruptura entre ellos. La distancia no era un factor agradable, pero tampoco era algo difícil de superar. El hecho de que raramente se vieran en persona no era algo tan grave. Para él, era más. La distancia no importaba por que, incluso si estuvieran viviendo bajo el mismo techo, la situación no habría cambiado. Ambos estarían muy ocupados como para verse. Seria la misma situación bajo circunstancias diferentes.

En la preparatoria, Raúl se interesaba por los distintos idiomas. Algo que a menudo le hacia a Luzu, era dejarle mensajes en lenguas extranjeras que sabía que su novio, siempre atento a los negocios, no tendría idea de como leer. Para él, esa era la parte divertida: Ver a Luzu trabajar para descifrar su mensaje.

Raúl siempre se aseguraba de que sus mensajes fueran simples pero significativos. A menudo eran simplemente notas de "Te amo". Luzu, a pesar de lucir y actuar como un bruto frío, siempre le respondía esas palabras, pero en español, el lenguaje que ambos compartían.

Una de las cosas que Raúl adquirió en sus muchos dias siguiendo a Luzu por la biblioteca fue su interés por el código binario. Mientras Luzu se sentaba y leía pilas y pilas de libros de referencia para un futuro examen de alguna de sus clases, Raúl miraba por sobre los hombros de otros estudiantes, observándolos como usualmente hacia desde que era más un observador que un hacedor.