Esperaron unos pocos meses antes de prometer amarse hasta que la muerte los separara. Luego de su boda, ambos decidieron abandonar sus antiguas casas para encontrar un apartamento donde podrían comenzar su vida de pareja. Era pequeño pero no les molestaba.
Los toques de Raúl lo convirtieron en un hogar, un hogar al que luzu disfrutaba regresar al final de una dura jornada de trabajo. Cada noche tomaba a Raúl de las manos y le susurraba promesas de una casa más grande, una que él iba a decorar hasta llegar el horizonte. Y cada noche Raúl sonreí al pecho desnudo de Luzu y le agradecía.La ética en su trabajo y la personalidad de Luzu le permitieron escalar los puestos de la compañía con destreza.
Conforme su salario aumentaba, también lo hacía su cuenta bancaria.
Una noche, Luzu le quitó gentilmente la computadora portátil a Raúl y la posó en la mesita de noche que estaba cerca. Luego se arrodilló ante él, tomando la mano de su esposo en la suya propia.-Auron.- Dijo lentamente, manteniendo la vista en Raúl-. Quiero comprarte esa casa que he estado prometiendo hace tanto tiempo que te compraría.
Con labios temblorosos, Raúl asintió profusamente antes de jadear, envolviendo el cuello de su esposo con sus brazos mientras le agradecía. Esa noche se fundieron el uno con el otro, saboreando los toques y haciendo el amor lenta y profundamente.
La casa tenía que suministrar lo que Luzu creía que Auron necesitaba para su tipo de trabajo: paz y serenidad. Encontraron una gran y perfectamente tranquila finca en un barrio amplio y de clase alta, cerca del campo. Cuando Luzu miró a Raúl y le preguntó "¿Qué te parece?" Ya sabía la respuesta.
-Me encanta, luzu...-
Sonriendo, Luzu tomó las manos de Raúl.
-Compremosla entonces. -
Raúl miró a su esposo, luciendo un tanto preocupado.
-Pero tu trabajo está a una hora de aquí.
Luzu se encogió de hombros.
-Si te gusta entonces no me importa el recorrido hasta el trabajo. Son sólo sesenta minutos de ida y sesenta de vuelta. No es una hazaña imposible viajar y volver.
Tras un momento, Raúl le preguntó nuevamente si estaba de verdad de acuerdo. Luzu asintió y poco después los papeles fueron firmados.
El acuerdo era que Luzu viajara ida y vuelta desde el trabajo pero mientras pasaba el tiempo, el trabajo comenzó a formar pilas y pilas, causando que Luzu tuviera que trabajar horas extra. Conforme ese ciclo sin fin continuaba, se le hizo difícil viajar diariamente. A menudo estaba demasiado cansado y con la vista nublada cuando conducía. A causa de ello tenía que beber cafeína antes de conducir, lo cual o le hacía colapsar en el trabajo o le impedía dormir cuando regresaba a casa.
Raúl comenzó a sentirse culpable por estar disfrutando de una vida tranquila mientras que su esposo trabajaba para permitirle a él tenerla. Contemplando otras alternativas, llegó a una posible solución para ese problema.
-Luzu, tal vez deberías volver a tu casa en la ciudad.- sugirió cuidadosamente una noche, durante la cena. Cuando levantó la vista hacia su esposo, vio unos ojos cansados devolviendole la mirada.
-¿Quieres que haga qué?- Dijo Luzu, su voz sonando como si no creyera lo que oía.
Suspirando, Raúl le dio una mirada preocupada.
-Ya no me gusta verte en ese estado, Luzu. Cada día te vas a trabajar luciendo medio muerto. Luego, cuando vuelves, terminas viéndote peor. Pasas dos horas tan sólo para ir y venir. Esas podrían ser dos horas que estarías usando para dormir más.
De mal humor, Luzu se froto las esquinas de sus ojos.
-Auron estoy bien.
-¡No, no lo estás!-discutió él-. Escucha, estar en tu casa podría significar...
-Dije que estoy bien, Auron- repitió Luzu con aspereza -. Deja de preocuparte, maldición.
La indiferencia del mayor irritó a Raúl. Dejando los cubiertos sobre la mesa, se puso de pie.
-Bueno, ¿está mal preocuparse por ti?- gritó, con voz estresada.
Al contrario de él, luzu permaneció sentado.
-Auron, vuelve a sentarte.-
Raúl lo miró echando chispas, con los puños cerrados.
-No, luzu. No me estás escuchando; solo quiero ayudarte.
-¿Ayudarme?-. Replicó su esposo-. No, Raúl. Para mí, que intentes que consiga otro lugar donde vivir y te guste la idea me hace pensar que me quieres fuera.- La falta de sueño y el hecho de que había estado trabajando excesivamente no hacía más que ponerlo irritable.
Raúl fue tomado por sorpresa y Lucía shockeado.
-¡Eso no es lo que quiero!-
-No alces la voz, Auron.- gruñó Luzu.- Estás siendo muy ruidoso.
Raúl empujó su silla rudamente, frustrado.
-¡No te quiero fuera! ¡Eres un hombre tan frustrante, pero joder, te amo! Por eso me duele verte agregar dos horas más de estrés a tu día sólo para que viajes de ida y vuelta.- se mordió los labios-. Duele mucho, Luzu, pero no lo ves porque te quedas dormido en cuanto pisas esta casa. Ya ni siquiera me miras porque estas demasiado cansado.
Raúl esperó una respuesta durante un momento, pero Luzu permaneció inmóvil. Luego, éste murmuró:
-Estás sobreactuando.
Raúl se sintió como si le hubieran dado un golpe. Era obvio que Luzu no comprendía. Su esposo se negaba a escucharlo e incluso tenía la audacia de decirle que sobreactuaba cuando, de hecho, solamente estaba contándole sus preocupaciones. Temblando, de dio media vuelta y se fue de la mesa, antes de que Luzu pudiera ver las lágrimas amargas formándose en sus ojos.
ESTÁS LEYENDO
{10080} LUZUPLAY <<Adaptación>>
Hayran Kurgu"Le tomó dos semanas a Luzu el descender de su nube y reunir el coraje para acercarse al pequeño y vivaz muchacho de cabello castaño en una de esas tardes de ocio, pero sólo le tomó un segundo a Raúl para decir que si a lo que fuera que el chico alt...