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-Auron...

-Hey, luzu.- Raúl dijo animadamente, mirándolo con una sonrisa que hizo a Luzu sentir que estaba de vuelta en sus dias de escuela.- ¿Puedo pedirte algo?

Sabiendo por lo que estaba haciéndolo pasar, Luzu asintió.

- Claro, lo que quieras.

Raúl mantuvo la mirada con dulzura antes de pedir:

-Por favor quédate conmigo esta semana.

-Auron...

-Luzu, por favor.

-No puedo.

-¿Porqué, Luzu?

-Por Lana.

Raúl contuvo el aliento. Sabía sobre Lana. Sabía sobre la chica que respondía las llamadas por Luzu. Aún así, no pudo evitar sentir un golpe de dolor en el pecho.

-Sólo una semana...

-Una semana es demasiado tiempo.

-Estuvimos casados por casi cuatro años, Luzu. - dijo Raúl con una sonrisa triste.- Una semana es todo lo que te pido, gigante.

Luzu frunció los labios.

-¿Qué esperas que suceda en siete días?

Si bien el silencio aumentó, habia cierto tipo de calma en el aire. Raúl había apartado la mirada, pero cuando respondió la pregunta de Luzu, lucía solemne y honesto. La mirada cansada en sus ojos lo hizo ver inocentemente hermoso y tranquilo. Y eso fue algo que Luzu no pudo evitar notar.

-No espero que suceda nada...- Dijo lentamente Raúl, entrelazado sus delicados dedos.- Por una semana, tan solo quiero que pretendas, Luzu. - continuó con una voz que amenazaba con quebrarse.- Quiero que me ames de la forma que solías hacerlo.

-Auron...

Sonriendo con rostro afligido, Raúl alzó una mano.

-Dije que "pretendas". Recuerda eso, gigante.- Rió ligeramente.- No tienes que enamorarte de mí. Ya sé que no me amas más. Solamente quiero que pretendas, no te pediré más. Esta será la ultima promesa que tendrás que cumplir para mí.

1440

Se sentía extraño estar en la casa nuevamente, pero aún más lo era dormir en una habitación diferente de la que compartía con Raúl... o solía. Mientras yacía en su cama esa primera noche, Luzu contempló la situación. Sentía como si dios hubiera decidido sonreírle allí y ahora, como si lo mereciera por hacer lo que estaba haciendo. Aún no le gustaba saber que, después de meses con apenas algo de contacto, finalmente habia contactado a Raúl solo para darle la noticia de que quería el divorcio. Pero al final, en su mente, era inevitable. Ya no funcionaban juntos. Él habia avanzado y Raúl también.

Volteó su cabeza hacia la derecha y miró por la ventana. Notando el cielo cubierto de estrellas brillantes, Luzu se preguntó qué otras cosas el vivir en la ciudad le impediría ver.

Una de las preocupaciones de Luzu era la ropa; no había llevado nada porque no habia planeado quedarse por mas de unas pocas horas. Cuando le contó su dilema a Raúl, éste sonrió y le dijo que no se preocupara. Al llegar el anochecer,  había llevado a Luzu a una habitación de huéspedes cerca de lo que alguna vez habia sido su habitación. Raúl se fue por un momento pero regresó un rato después  con tres camisas en sus brazos, mientras que Mónica, que lo seguía de cerca, tenía mucha ropa más, incluyendo pijamas shorts, bóxers y más camisetas.

-No podía traerla toda yo solo.- Explicó Raúl.- Es muy pesada para mí.

Luzu miro entonces a la pequeña pila que Raúl y Mónica habían llevado y depositado en su cama.

-No parece tan pesada.

-Pesan una tonelada para mí.- Respondió Raúl en voz baja.

Antes de que Raúl se fuera después de Mónica, dándole las buenas noches, recitó una secuencia de números. Incapaz de comprender código binario, Luzu no le dio mucha importancia. Pero cuanto mas tiempo permaneció solo en su habitación, más la curiosidad se apoderó de él, mientras sus ojos se dirigieron de nuevo hacia la pila de ropa. Luego se movió en la cama, juntó todo y lo levantó.

No era pesado.

A pesar de las circunstancias de su situación y de los mensajes de texto furiosos que recibió de Lana la noche anterior, Luzu se despertó en calma y paz. No sabía porqué. Tal vez por que no estaba en la ciudad y, por una vez, su sueño no se había visto rodeado de ruidos de fondo de sirenas y autos. O tal vez era la casa en sí.
Raúl no habia descuidado ningún detalle a la hora de hacer que cada habitación de la casa fuera confortable y acogedora.

Tomó una ducha rápida y se vistió con la ropa que Raúl le había prestado. No fue hasta que se vio en el espejo que vio su apariencia y notó algo: Raúl le habia dado la ropa que él había dejado ahí.

La amargura se apoderó de él
 No sabía si Raúl lo habia hecho adrede, sabiendo Luzu que probablemente no. Habia preguntas en su mente sobre porqué Raúl aun conservaba su ropa. Era vieja. No la habia usado en tres años. Él la habia dejado atrás.

¿Porqué Raúl no se habia desecho de ella?

Cuánto mas se miraba al espejo, mas notaba Luzu que lucía como solía lucir antes. Era graciosos como con unas cuantas prendas viejas y nada de productos para el cabello lo habían hecho verse como era dos o tres años atrás. Pero se sentía de forma opuesta. No era gracioso, era triste y quemaba en su interior. Tal vez sentía culpa. Luzu no lo sabía. Tan solo quería qur los seis dias restantes pasaran rápido para poder volver a su hogar.

{10080} LUZUPLAY <<Adaptación>>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora