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Raúl tenía el hábito de tallar en los árboles. Antes, cuando Luzu solía tener los fines de semana libres, salían del apartamente e iban al parque. Era allí donde Raúl usaba un objeto afilado para grabar sus iniciales en la corteza. Luzu se quedaba vigilando, preocupado de que  talvez algun tipo de figura autoritaria arrestara a su esposo caprichoso por dañar un árbol, incluso si lo estaba haciendo por amor.

En el evento de autógrafos, una multitud de gente se presentó, pero sin importar cuánto levantara su cabeza, Raúl no podia ver a su gigante por ningún lado. Suponiendo que talvez se le habia hecho un poco tarde, Raúl continuó con su día, firmando alegremente para los fans y visitantes curiosos que estaban interesados en obtener un libro firmado por un individuo posiblemente famoso. Mantenía sus esperanzas y se tomó la promesa de Luzu en serio pero, conforme la multitud iba desapareciendo y Luzu seguia sin dejarse ver por ninguna parte, el corazón de Raúl se sintió un poco vacío.

Sabía que no debía tomarsela en serio. Luzu estaba ocupado, él lo entendía. Pero también sabía que Luzu no hacia promesas que sabia que no podria cumplir, y aún así le había dicho que estaría allí.

La siguiente vez que hicieron videollamadad, Raúl no intentó aparentar estar feliz, porque no lo estaba. "Molesto" era el término correcto, pero no quería atacar porque Luzu estaba ocupado. Tenia una excusa para no haber ido a un estúpido evento de firma de libros. Pero no fue un evento estúpido para Raúl. Fue el primero y quería que Luzu estuviera allí, pero no estuvo y eso era todo.

Luzu estaba demasiado cansado como para ver qué estaba mal. Se había disculpado, pero el ánimo de Raúl no pareció alivianarse a pesar de haber dicho que estaba bien. Terminó por irritar a Luzu, haciéndolo terminar su llamada al poco tiempo y sintiéndose conformes.

Con el éxito vino el estrés, ya no había tiempo para el ocio. Ya no había tiempo para pasarlo con los seres queridos o amigos. El tiempo ya no proporcionaba momentos íntimos. Proporcionaba la oportunidad de ser productivo en el trabajo.

Cual viejas fotografías, su relación comenzó a cambiar. Como las imágenes gastadas de las fotos que alguna vez fueron brillantes y vividas, su relación se habia vuelto calmada y obsoleta. Se habían vuelto extraños en su propio matrimonio, a menudo olvidando los momentos que solian tener juntos, cuando las cosas eran mas simples.

Las llamadas se volvieron menos frecuentes. Los mensajes de texto eran breves. Las visitas eran escasas. Básicamente se habían estancado.

A los dos años y once meses de su endeble matrimonio, Luzu se paró en su habitación, mirando a su perfecto yo en el espejo. Se arregló los puños de la camisa y perfeccionó su cabello.
Miró la hora y vio que estaba a horario, pero sin un solo minuto extra para desperdiciar.
Mas a pesar de su rutina estricta, no pudo evitar sentarse en el borde de su cama, exhalando un profundo suspiro mientras observaba la pared desnuda.

Su corazón de sentía aplastado y le había tomado unas semanas, tal vez un mes, auto-diagnosticarse su problema. Era inseguridad. Luchó contra el horrible pensamiento de ya no estar enamorado de su esposo, pero a medida que fueron pasando los días, se dio cuenta de que no podía seguir negándolo.

Se sentía solo, pero Raúl estaba muy fuera de su alcance. Luzu sabía que aún amaba al autor de cabello castaño,a quien a veces veía en los periódicos u online, pero sabía que no de sentía de la misma forma que antes. No habían hecho el amor en meses. Raúl raramente lo visitaba. Las noches de citas nunca ocurrían porque no eran posibles por sus horarios. De hecho, si Luzu se ponía a pensar, veía más a Raúl en sus cortas y poco frecuentes videollamadas que en persona.

Volteando la cabeza, miró hacia su cama vacía. Lo extrañaba. Extrañaba la atracción, las actividades, todo. La distancia, era una cosa. La soledad, otra. La falta de comunicación presagió el final, pero fue aquel sentimiento de angustia en el corazón de Luzu el que terminó de sentenciar la condena.

A veces, Raúl pensaba en seguir con su vida, pero su corazón no se lo permitía. Aún amaba a su gigante, a pesar de que del hecho de que cada noche iba a  casa, a "su" tranquila finca, solo para recostarse en una cama con un lado frío y desocupado al final. Extrañaba las nocves en las que se quedaban despiertos susurrandose cosas. Extrañaba los juegos de mesa, los árboles y las películas. La única cosa que le permitía llegar al final del día, eran las fotografías de su álbum de bodas.

Luzu estaba obligado a asistir a la fiesta anual de navidad de la compañía y para salvar las apariencias, tuvo que declinar la oferta de Raúl de regresar a su hogar para las fiestas.  Como siempre, Raúl había dicho que entendía y colgó rápidamente después de eso. La falta de argumentos y la actitud pacífica de Raúl le molestaban. Luzu pensó que tal vez, si Raúl hubiera luchado un poco más por su tiempo, habría dicho que sí. Pero luego se recordó que no habría podido decir que sí. Estaba ocupado.

Con una relación árida y fría como el clima, Luzu siguió adelante. Con un trago en su mano  y una sonrisa en el rostro, levantó la vista. Fue allí, en la fiesta anual de Navidad, cuando conoció a Lana.

{10080} LUZUPLAY <<Adaptación>>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora