Veintiocho (Edi)

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Edi

- ¿Vienes?- despegué mis ojos de la puerta del establecimiento y los fijé en Brett.

Allí estaba, con su mano extendida hacia mi, la otra sosteniendo las llaves de su motocicleta que acababa de estacionar. Extendí mi mano sosteniendo la suya, los nervios asomando desde mi interior.

- Pronto descubrirás que eres mucho más lista que todos ellos juntos- Brett sonrió con diversión, era tan guapo cuando sonreía, y cuando fruncía el ceño y estoy segura que no importa lo que haga siempre se verá así. Caliente. - Tranquila, no te intimides.

Oh sí, él estaba diciendo algo. "No te intimides". Como si fuera tan sencillo cuando estoy a punto de conocer a sus cinco amigos.

¡Cinco! Tal vez no es un enorme número, pero sí cuando se trata de personas que no conozco. Soy la persona más tímida que conozco cuando se trata de personas extrañas.

- Es fácil para ti decirlo, nadie puede intimidarte- es verdad, está ahí todo grande y mortalmente serio, quisiera saber cuántos son capaces de intimidarlo, la respuesta seria "nadie" , por supuesto- En cambio yo ni siquiera he entrado a un bar de verdad en mi vida- chillé señalando la puerta del lugar. Bien, estaba haciendo un pequeño drama aquí pero han sido años de juntarme con Lola.

- No es un bar- intentó Brett, quitándole importancia al asunto pero no me lo trago. Lo miro seriamente. - Bien, es un bar, pero es un buen lugar, tranquilo y libre de problemas.

Me atrajo hacia él, envolviendo una de sus manos grandes en mi cintura y sosteniendo mi nuca para un beso con la otra. Sus labios trabajan sobre los míos de una forma sorprendente, como siempre. Y yo solo puedo dejarme llevar e intentar relajarme.

Funciona, un poco. Pero como siempre, no es una sorpresa, él parece tener este poder sobre mi. Calmante, reconfortante y aún así se seguía sintiendo peligroso.

Se alejó luego de profanar mi boca por unos segundos con su lengua sucia.

- No te traería a este lugar si no supiera que es seguro.

Y yo lo sé, en los últimos meses él había demostrado que mi seguridad era lo más importante. Brett era como un enorme bulldog furioso a punto de hincar el diente a quien quiera que se me acercara demasiado. No confiaba en nadie cuando se trataba de mi. Eso era extrañamente halagador, me hacía sentir tan importante, y además era bastante gracioso verlo todo nervioso cuando había tanta gente alrededor. Aunque la sensación de que había algo más detrás de toda su sobreprotección excesiva no se me quitaba. Pero es probable que solo sea yo viendo cosas donde no las hay.

- Además tienen el mejor pollo frito de la ciudad- volviendo a él, capto lo que dice pero no me convence.

- Tendré que comprobarlo yo misma- volví a tomar la mano de Brett y ahora yo lo llevé hacia la puerta. No fuimos muy lejos antes de que él me detuviera para otro beso.

Y entonces sí, me abrió la puerta y entré primero mirando hacia todas partes, no sé para qué la verdad, no conocía a sus amigos así que aunque los viera no sabría que son ellos. Lo que sí noto son algunas personas alrededor, hay algunas mesas, no muchas ya que no es un lugar muy grande. Y Brett tenía razón, no parece un mal lugar, hay una barra muy larga donde veo a varias personas pero no les presto atención realmente. Y también veo una enorme pantalla plana, y no puedo evitar pensar en el lugar que frecuentan mis padres, en especial cuando hay fútbol. A mi papá y a mi tío les gusta ir porque se reúnen con sus amigos a ver fútbol, tomar una cerveza y comer algo grasoso. Yo fui con ellos un par de veces, no parecía un bar la verdad, al menos no lo que yo considero como un bar. Es agradable, pero la gente no es algo que me guste mucho, y el fútbol atraía mucha así que les dejo eso a ellos.

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⏰ Última actualización: Mar 10 ⏰

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