Veintiséis

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- Ve tú- Edi miró a su amiga con sus ojos entrecerrados. Lola era tan floja.

El timbre sonó una vez más y Edimina se apresuró a abrir. No estaba preparada para ver un gran ¿Barney?... parado frente a su puerta.

- Hola, Luke. Que lindo tu atuendo de pijamada- le sonrió porque él parecía bastante serio y enfadado- Pasa, Lola está en la cocina con mi mamá y sus croquetas- Luke entró en la casa y se dirigió hacia el lugar que ella señaló.

Detrás de Luke aparecía un travieso Brett, sonriendo con picardía al ver el pijama de Edimina, y su bonita peluca, parecida a la de Lola, pero sin flequillo y de color rojo decorada también con una corona de hojas verdes de papel. Una camiseta por las rodillas de color rojo con un estampado de pequeñas lágrimas blancas, simulando las semillas. Y en sus pies unas enormes pantuflas rojas súper peludas. Edi sonrió de la misma forma que él mirándolo de arriba a abajo.

- ¿Se supone que eres algún tipo de fruta negra, como... una mora negra? Sabes que no te puedo dejar pasar si no cumples con los requisitos- bromeó levantando una ceja traviesa.

Brett abrió su chaqueta de par en par y dejó que ella viera su intento de disfraz. Edimina gimió fingiendo decepción y negando.

- No puedo dejarte pasar así cariño, ¿no tienes otra cosa?

- No traigo nada más que esto, pero podemos arreglarlo de otra manera, guapa- acercándose a ella la tomó de la cintura y la atrajo hacia su cuerpo duro.

- Bueno, tal vez si eres un buen chico y me muestras algo realmente bueno en privado pueda considerar dejarte pasar- él sonrió una vez más antes de capturar sus labios rosas con los suyos.

- ¿Y dónde dices tú que podríamos tener un poco de privacidad, nena?- ella pensó por un segundo antes de echar un vistazo a su jeep, ya lo habían hecho en el asiento del conductor una vez, esta vez necesitarían el espacio de los asientos traseros. Él miró sobre su hombro para ver lo que ella veía, y cuando lo hizo, rió- Oh, eres una zorra traviesa, nunca estuviste tan mojada como cuando te follé en el jeep. ¿He descubierto un fetiche de mi niña?

- Tal vez, mejor ponte en marcha o no entras a esta fiesta- Brett miró dentro de la casa para asegurarse de que nadie los veía, y caminó detrás de ella hasta el vehículo.

Se metieron por la puerta trasera y Brett la atacó con hambre.

- Ese pijama de fresa es demasiado, carajo, hasta esas cosas peludas que llevas en los pies me están volviendo loco.

- Son pantuflas.

Él medio gruñó, medio rió mientras desesperado subía la camiseta roja de Edi por sus piernas. Llegando a donde quería, deslizó las braguitas hacia abajo y se deshizo de ellas arrojándolas a alguna parte dentro del jeep. Y sin perder tiempo le abrió los muslos gruesos y enterró la cara en su trofeo.

Dando una larga, larga lamida desde su culo apretado hasta su clítoris. Edi soltó un gemido antes de taparse la boca con ambas manos para no hacer más ruido. Él sonrió con lo inocente que se veía aún después de todo lo que se había dejado hacer.

Joder, había una puta detrás de esas gafas.

Mojando uno de sus dedos en su coño, lo llevó luego más abajo, tentando su culo sin dejar de chupar su dulce botón de nervios. Y como de costumbre ella se relajó para dejarlo entrar, era una codiciosa, le gustaba tanto su dedo en el culo que en cuanto entraba se ponía a rogar por él. Y esta vez no fue la excepción, su dedo se hundió hasta el nudillo y ella estaba gimiendo súplicas.

- Oh, Brett, por favor. Necesito más.

Oh, era una gran puta ahora mismo rogando por ser rellenada como pavo en navidad.

ClichéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora