Capítulo 1: El encuentro

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Creer en lo sobrenatural no es negar la razón, es darle alas.

Min Yoongi — Un Grito a lo Desconocido, 1998

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Marzo llegaba a su fin. Quedaban casi tres meses de clases y Jimin estaba agradecido por eso. No era que se quejase, disfrutaba muchísimo enseñar y ayudar al mismo tiempo a Yoongi en sus casos, pero tras un año de trabajo intenso, sentía que se merecía un buen descanso.

Hoseok y Tae se habían trasladado al campo hacía apenas un mes y echaba de menos las mañanas compartidas con el rubio bebiendo café y comentando cualquier acontecimiento disparatado surgido de los casos de Yoongi. Pero sus dos amigos necesitaban un cambio de ambiente después de la aventura vivida con Cybersoul y no se los reprochó. Además, Hoseok había instalado en la casa un potente equipo de videoconferencia y de ese modo se mantenían en constante contacto.

Jimin dejó vagar un poco sus pensamientos. Ese año había traído casas encantadas y espíritus, muchos de los cuales habían sido fraudes hábilmente montados. También había traído algunos viajes a España y Alemania los fines de semana para dictar conferencias, pues Francia no ofrecía demasiados misterios, como decía Yoongi y Jimin sabía que su novio añoraba lanzarse nuevamente a la aventura por países lejanos.

Sí… Yoongi amaba la libertad, la vida yendo de un lugar a otro. Si permanecía en París era porque sabía que Jimin necesitaba anclarse en un hogar. El hogar de Yoongi estaba junto a Jimin.

El verano anterior habían ido a Grecia por un trabajo del Círculo, y Jimin se había sentido fascinado con la ciudad de Atenas y todo lo que ella encerraba. Yoongi había disfrutado explicándole significados ocultos de mitos y leyendas mientras recorrían las islas, descubriéndole un mundo distinto al que describen los historiadores, y mucho más interesante.

Para ese verano, Yoongi le había prometido llevarlo a Italia de vacaciones y luego hacer una parada en Niza antes de volver a París, y Jimin estaba encantado con la idea.

Eran casi las tres de la tarde. Se había quedado a terminar de corregir unos exámenes, e hizo una pausa para darse un masaje en el cuello.

Era su primer año en Saint Michael y se sentía a gusto. Le agradaba el colegio, pues tenía mucho prestigio aunque era famoso por sus políticas liberales y Jimin pensaba que en eso radicaba el secreto de su éxito. Saint Michael de París era una sucursal del mismo colegio en Londres, y su director de Inglaterra, Kim Seok Jin, era un mito que le habría gustado mucho conocer.

Hizo una nueva pausa antes de revisar el último examen. Nunca llevaban nombre, tan sólo el código. Era la política del colegio y se usaba como un medio de evitar que pese a la familiaridad profesor-alumno, ésta no introdujese un sesgo a las calificaciones.

Las letras danzaron, borrosas, ante sus ojos cansados; y antes de empezar a corregir, supo que era de Jungkook.
Jeon JungKook, de dieciocho años, hijo del diputado Jeon Kyung y de una joven cantante de ópera que se había envenenado cuando el chico tenía cuatro años. Jungkook detestaba a Rosalie Banyuls, actual esposa de su padre, con quien tenía dos hijos de uno y tres años de edad. Jimin había leído la ficha del joven, interesado en ayudarlo, y así se había enterado de que había sido expulsado por mala conducta de dos instituciones de alto prestigio, y que había llegado a Saint Michael por recomendación expresa de Kim, cuyas decisiones influenciaban las de Ethan Taylor , el director del colegio de París.

El muchacho era callado y tenía pocos amigos, pero muchas veces Jimin había sorprendido su atenta mirada escrutándolo, analizándolo hasta en el mínimo detalle.
Y había tenido miedo.

εξέλιξη [YoonMin] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora