Capitulo 4

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>>— ¿Sabes su nombre? —<<

— ¿Cómo?

>>—El de la chica, sabes cómo se llama, me refiero a su nombre completo. —<<

Deb tenía razón, llevaba estudiando con ella 4 años y ni siquiera sabía cómo se llamaba, cogí mi ordenador y entre a varias redes sociales buscándola hasta que la encontré.

—Esto tiene que ser una broma—Dije con los ojos abiertos como platos.

>>— ¿Qué cosa? —<<

—Yannick, ella tiene el mismo apellido que yo, esto tiene que ser una maldita broma.

>>—A otro perro con ese hueso, no me hagas bromas quiero ver. —<<  Deb se dejó caer en la cama y miro la pantalla del ordenador >>—Yannick Laru Strauss—<< murmuro con sorpresa. >>—Kasha Jolle Strauss, apuesto que en la otra vida tuvieron que haber sido familia—<<

—Ojala que no—Murmure.

>>— ¿Por qué? —<< Pregunto Deb sin dejar de ver el ordenador.

—Porque apuesto todo, que hasta en la otra vida yo estaba enamorada de ella, y no puedes enamorarte de tu familia.

>>—En la otra vida, tú estabas casada con ella—<< Bromeo Deb sonriéndome.

—Que la otra vida te escuche Deb, ojala te escuche…

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Me desperté ahogándome sentía que el pecho se me estaba quemando y que el aire no me llegaba a los pulmones salí de la cama y corrí al baño mirándome al espejo, Dios mío pensé; esta más pálida de lo normal intente gritar pero las palabras no salían de mi boca —Mamá—murmuraba con tanto silencio que apenas yo podía escucharlo—No puedo respirar, mamá— Me comencé a echar agua en la cara llorando seguía muriendo, me deje caer en el suelo con la mano aun en el lavamanos, comencé a ver borroso solo podía ver los pies de Deb caminando hacia mí con tranquilidad, él me tomo la cara y me cerro los ojos.

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—Pero que mierdas haces en el suelo, ¡Kasha! —Las palabras de mi madre me despertaron, yo estaba en el suelo tenía todo el cuerpo frío y seguí respirando con mucha dificultad.

—Mamás, anoche no podía respirar, sentía que estaba muriendo.

—Qué mal—Murmuro mientras caminaba a la puerta de mi habitación.

—Lo sé, mamá yo queri…

—Que mal que enserio no moriste…— Interrumpió antes de salir de mi habitación.

Como me odio pensé volviéndome a tirar al suelo, mire el piso llorando, como extrañaba la vida que llevaba antes, mi madre nunca fue mala, hasta que mi papá nos dejó, después de que él se fue mi madre, ella comenzó a trabajar en una oficina todo el día desde entonces nunca me pone atención, siempre busca la manera de ignorarme y de hacerme sentir mal, más de lo que logra Deb, pienso que ella se amargo cuando él nos dejó, esa noche la recuerdo muy bien mi mamá le gritaba a mi papá porque él había olvidado apagar la estufa, yo tenía como 11 años estaba sentada en el sillón escuchando los gritos abrazando el cojín intentado perderme en el mundo que me decía mi papá que creara con mi imaginación, ese mundo perfecto donde yo encontraría la felicidad algún día. Mi madre tomo un vaso y se lo lanzo a mi padre por arriba de la cabeza él comenzó a gritar más y más hasta que comenzó a llorar después de unos minutos camino a su habitación y solo cogió un suéter regreso a la sala y me beso la frente limpiando mis lágrimas mientras me murmuraba en el oído.

—Nos vemos en tu mundo perfecto— Sabía que el mundo perfecto era el de mi imaginación, como aún estaba pequeña pensé que enserio lo vería ahí, pero poco a poco lo fui olvidando. Olvide el tono de su voz olvide el olor que tenían sus camisas, también olvide la manera en como llegaba cada noche a decirme cuanto me quería, también había olvidado el que se siente que alguien te quiera como él me quería.

>>—Kash, se hace tarde tienes que ir a estudiar—<< Murmuro Deb sentado en la taza del baño.

Asentí con la cabeza y tome una ducha rápida, y esta vez sí me puse el ridículo uniforme de ese maldito lugar, una falda debajo de las rodillas con un horrible chaleco azul me hice una cola como siempre muy despeinada sin dejar de pensar en mí papá y en donde podría estar, o con quien, tal vez ya tiene otra familia otra hija, que es normal que no tiene el cabello de color verde, tal vez tiene una esposa que lo ama y que no le grita por no apagar la estufa, tal vez él ya encontró su mundo perfecto y en el tal vez solo tal vez ya encontró la felicidad de la que me hablaba cada noche antes de irme a dormir.

—Kasha, dime que hiciste hoy en el colegio—Me preguntaba siempre antes de irme de darme el beso de las buenas noches en la frente.

—Aprendí como se divide.

—    ¿Y la felicidad?

—    ¿Cómo?

—Jamás olvides Kasha, que mientras no estés muerta y enterrada lo único que debes hacer es encontrar tú mundo perfecto. Tú felicidad.

IRONÍAS DE LA VIDA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora