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— Buenos días — trato de saludar, pero nadie le prestó atención. — ¿Disculpe? — llamo la atención de un oficial que pasaba.

— Lo siento, estoy ocupado.

— Bueno — dijo encogiéndose los hombros y quedándose parado.

— Hola ¿Necesitas algo? — una chica se plantó frente a él.

— Mmmm... estoy buscando al detective Hernández— dijo tratando de buscar a alguien profesional con la mirada que lo ayudara.

— Oh si, él es el mejor de todos, quizás sea porque el pueblo es pequeño o porque en verdad hace bien su trabajo... — la chica seguía hablando haciendo que se sintiera más incómodo que antes.

— No tengo tiempo para esto — susurro tratando de esquivarla.

— ¡Espera! Yo puedo llevarte con...— por prestarle atención a la chica choco con alguien. — Papá.

— Cariño ¿No deberías estar en la escuela?

— Perdón — susurra el tratando de arreglar el traje del señor.

— A eso iba papi, pero el señor parecía perdido— la chica lo señalo. — Nadie le prestaba atención y quise hacerlo.

— ¿Podría dejar de toquetearme? — enseguida sus brazos cayeron poniéndolo nervioso.

— Detective Hernández.

— Hija, ve a la escuela— la chica se encoge de hombros y se va. — Usted debe de ser el detective Ramírez.

— Si, si, ese mismo — dice estirando la mano para que sea estrechada.

— Un gusto Ramírez, se lo esperaba más temprano— Hernández alza las cejas y se da media vuelta indicándole que debe de seguirlo.

— Tuve un problema y llegue tarde a mi trabajo, disculpe la demora.

— Bien, le iré adelantando con que caso trabajara — el detective saluda a un oficial y sigue. — El caso de los besos ¿Alguna vez oyó de el Ramírez? — enseguida niega. — Bueno, hace diez años hubo una ola de asesinatos, todos tenían una cosa en común ¿Sabe cuál es Ramírez?

— ¿Un beso?

— ¡Exacto! Es muy inteligente usted, como le decía, un beso era lo único en común que tenían, se le busco ADN, pero no se le hayo, lo único que se pudo identificar fue la marca del labial que se utilizó, siempre la misma, durante ese tiempo todos los asesinatos llevaban esa firma— Hernández se gira a la derecha y recoge lo que parece ser un folder. — Aquí esta todos los detalles del caso, según su superior usted es el mejor, demuéstremelo y encuentre al asesino — agarra el folder y casi se le cae por lo pesado que estaba. — Cualquier cosa mi oficina esta arriba, le recomiendo que lo lea en su departamento.

— Gracias detective Hernández.

— Si como sea — este se vuelta a voltear y se va.

— A leer se ha dicho— murmuró antes de buscar la salida e irse.

Besos [Versión Concurso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora