IX

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¿Cómo conoció Rosa a su hija? Seguía dándole vueltas en su cabeza. Había leído todos los archivos del caso y en ninguno se la mencionaba a las dos. El detective Hernández no regresaba todavía y comenzaba a frustrarse. Camino hasta el archivero de la oficina y comenzó a buscar casos para entretenerse un rato, hasta que llego a un caso de incendio, el mismo que había descartado en el departamento por no tratarse de un asesinato.

Se fijo se alguien venia, al darse cuenta de que no había muros en la costa, tomo el documento y lo leyó. Una vez que había terminado se dirigió a la sala de interrogación con el documento en mano. Entro y lo lanzo a la mesa.

— Habla — dijo.

Emma y Rosa se miraron entre si confusas, pero antes de que su hija pueda decir algo, Rosa comienza a hablar.

— Tenia quince años, estaba a una semana de cumplir los dieciséis, esa noche yo estaba realizando un proyecto para historia, mi mamá y mi abuela se fueron a dormir temprano ese día, eran como las dos de la mañana cuando deje la computadora en mi mesa de noche, estaba cansada y no daba para hacer las conclusiones del proyecto, puse música en mi teléfono y me quede dormida. Lo siguiente que supe es que estaba en el hospital, los médicos me dieron la noticia de que mi familia estaba muerta, que había sido drogada y violada, tenía algunas quemaduras, pero no fueron tan graves.

— ¿Por qué piensas que tu caso esta vinculado con el de los besos? — pregunta mientras se cruza de brazos.

— Tengo una cicatriz de ese día en forma de beso.

— Eso no significa nada — responde.

— Fui el fallo del asesino, el ya me tiene avisa, cuando estaba en la universidad me visitó — Rosa parecía desesperada porque le creyeran.

— ¿Avisaste a las autoridades? — preguntó.

— Si, pero nadie me creyó — gruñó.

— Papá — Emma llamó su atención. — Rosa dice la verdad, yo estaba presente cuando la tiraron de un carro.

— ¿Qué dice?

— Era el ultimo día en la universidad antes de vacaciones, estaba saliendo del campus para ir a la parada del bus, no alcance a llegar cuando me metieron a un carro, no pude ver a nadie porque me vendaron los ojos, me advirtió sobre lo que hacía, porque estaba tratando de involucrarme con las familias afectadas, dijo que vendría por mí, que no me haría nada en ese momento porque era buscado.

— ¿Por qué no te creo?

— ¡Papá!

— Mataron a Camila y a la señorita Rosa no, no cuadran las cosas.

— Mamá ayudo a Rosa siempre, cuando regresaba de la universidad dormía en la casa, ella fue la que le salvo la vida a Rosa.

— Camila fue la que llamo a los bomberos, ella regresaba de un viaje, Emma no estaba en la cuidad y Camila había aprovechado para ir un rato a la playa. Por ella estoy viva, ella me incentivo a ir a la universidad, ella fue la que me enseño la valeriana, cambio mi vida, me ayudó a ver que en donde no quedaba nada se podía hacer algo totalmente diferente, creyó en mi y en la cafetería.

— ¿Crees que el asesino trata de quitarte de nuevo a la gente que quieres?

— Si y tengo miedo, Emma es como una hermana para mí, tengo un hijo y no quiero que a ninguno les pase nada.

— Emma ¿Cómo conociste a la señorita Rosa?

— La conozco desde los cinco años, mamá la tenia en casa cuando regresamos del viaje de Colombia, es como una hermana para mí, no tenemos ningún otro tipo de relación.

— ¿Quién es el padre de su hijo?

— Jack es adoptado, lo encontramos cuando acompañaba a Emma a comprar un cuaderno porque Camila estaba trabajando.

— Por lo visto no estaban tan sola señorita Rosa.

— Me sentía así, detective Ramírez.

— Desde que conocí a Rosa trate de que se sintiera cómoda, quizás tomó tiempo, pero mamá ayudo en eso.

Bien, Camila siempre había sido buena persona, era algo que no esperaba pero que tampoco le sorprendía demasiado que Rosa y Emma se conocieran por ella.

Besos [Versión Concurso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora