Ese día se había levantado temprano, lo primero que hizo fue ir al baño para hacer sus necesidades y darse un buen baño, luego de eso, hizo el desayuno para los dos. Su hija se levantó media hora después.
— Buenos días — su hija saludo mientras se sienta en un taburete.
— Hice el desayuno — dice mientras le pone un plato de huevos revueltos con salchichas frente a ellas.
— Gracias — mira como Emma se persigna y luego come.
— Pensé que ya no lo hacías — murmura mientras se sirve.
— Mamá no me dejaba comer si no lo hacia — Emma se encoge los hombros.
Comen en un silencio agradable, todavía no lo han llamado de la estación con noticias del caso y eso comenzaba a molestarlo, era su caso y tendría que hacerse notar. Antes de que pudiera terminar su camina, la puerta suena. Se levanta con pesar, camina hasta ella y la abre.
— Detective Ramírez — Andreé trata de ocultar la sorpresa.
— Buenos días detective Hernández — saluda mientras se cruza de brazos.
— Usted y su hija tienen que acompañarme a la estación.
— Terminaremos de...
— Ahora — el detective lo calla, sin mostrar emociones alza las manos para que lo esposen siguiendo el protocolo
El detective lo esposa y lo hace esperar afuera del departamento, a los minutos su hija sale con Hernández siguiéndola. Emma lleva todavía el pijama y luce algo desorientada. Bajan las escaleras con algo de presión y están siendo metidos a la patrulla cuando Rosa sale alterada, con niño en brazos, de la cafetería.
— ¡Detective Hernández! — la chica exclama y el señor voltea.
— ¿Rosa López? — el detective trata de identificarla.
— Si, parece que si se acuerda de mi ¿Por qué se los lleva? — Rosa los mira por el vidrio angustiada.
— Por la misma razón que la llevo a usted.
— Espere ¿Qué? — Andreé mira a su hija y ella le devuelve una mirada de confusión.
El detective Hernández fuerza a Rosa a entrar con ellos sin haberla esposado.
— Puedo entrar sola, gracias — Rosa se escucha ofendida.
Rosa entra junto con su hijo, un silencio incomodo se expande en el vehículo, el detective se sube y comienza a conducir. El trayecto no es largo, pero así se siente. Cuando llegar otros oficiales los escoltan dentro de la estación, los tres son llevados a la sala de interrogación.
— Entonces — dice el detective cuando entras. — ¿Quién de ustedes mató a Camila?
— Ustedes tiene mi ubicación todo el tiempo — dice Andreé tratando de no molestarse por las insinuaciones.
— No hablaba con usted detective — dice Hernández para sacarle las esposas.
— ¿Entonces por que estoy aquí? — pregunta mientras se levanta.
— Nadie en el pueblo, a excepción de su hija a la señorita Rosa saben que es detective, debemos mantener el perfil bajo.
— El asesino sabe mi profesión — dice entre dientes.
— Por eso ellas están aquí, ambas tienen motivos para asesinar a la señora Pérez.
— Tendrá que demostrármelo — dice.
Emma y Rosa están mirando la situación sin decir ni una palabra, Jack comienza a moverse en los brazos de su madre, avisando que se está despertando.
— No voy a responder a ninguna pregunta mientras mi hijo este aquí — dije con dureza Rosa.
Una oficial entre al instante, se acerca a Rosa, esta le da a Jack sin problemas, esperan hasta que desaparezcan de la sala para empezar.
— Yo no maté a mi madre — dice Emma después de que la oficial sale.
— ¿Por qué deberíamos de creerle señorita Ramírez? — esta más que claro que el solo va estar para analizar las cosas.
— Por que es mi madre — su hija responde. — Además de que estaba cuidando al hijo de Rosa, trabajo como niñera.
— ¿Eso es cierto señorita Rosa?
— Si, detective.
— ¿En donde estaban a la hora del asesinato?
— Estaba en la cafetería de Rosa esperando a mi mamá, habíamos quedado porque quería hablarle sin su novio cerca.
— Yo estaba trabajando.
— ¿Están seguras?
— Según usted ¿Por qué querría matar a mi propia madre? — Emma pregunta con el ceño fruncido.
— Sabe señorita Ramírez, en el pueblo se habla mucho de usted con la señorita Rosa
— ¿Y eso que? — interviene Rosa con enojo.
— Ustedes mataron a la señora Pérez porque no aceptaba su relación — Andreé mira con sorpresa a su hija.
— Está cociente de que yo era una niña cuando comenzó el caso de los besos ¿Verdad?
— Pero la señorita Rosa no.
— ¡Yo fui una victima de ese desgraciado! — Andreé se mueve para hacer que Rosa se siente de nuevo.
— Quizás ustedes investigaron y quisieron hacer parecer de que era un asesinato de ese caso.
— Vaya y confirme nuestra cuartada, se dará cuenta de que no fuimos nosotras.
— Vamos detective Ramírez — dice Hernández saliendo de la sala.
Una vez afuera, van a la oficina del mayor, a Andreé le toca quedarse allí para evitar influir en su hija menor de edad mientras Hernández a comprobar la cuartada. Bonita forma de empezar el día.
ESTÁS LEYENDO
Besos [Versión Concurso]
Mystery / ThrillerManat, un hermoso pueblo como cualquiera y manchado con sangre como la mayoría.