ʙᴏᴋᴜαᴋα ωєєᴋ ²⁰²⁰

⁰³ Cᴏʟᴏʀғᴜʟ Oʀʙ

Tema elegido :

Firsts

Cantidad de palabras : 1990

Música de referencia : Another daydream - Omar.

— Bokuto-san ¿Qué es este lugar?

El bicolor pronto se notó algo nervioso y se giró hacia el azabache rascando su mejilla.

— Pues ehm, es un restaurante? — desvió la mirada— es que tienen carne...

Akaashi alzó una ceja, era obvio que no estaba convencido y ante tal mirada Bokuto no podía mentir.

— Y también pollo, cordero, camarones fritos y ramen! — con los codos pegados a los costados agitaba los brazos de arriba a abajo mientras una mirada anhelante brillaba en su iris— tienen un menú muy variado dónde puedes cocinar en la mesa y quería venir con alguien... No te gusta?

Y le dirigió ese gesto de cachorrito, si, ese de ojos grandes y puchero de niño de 4. Realmente Bokuto había cambiado en ciertos aspectos de su vida, pero su actitud aún era la de un niño que come dulces de Halloween para desayunar

Todo el año.

Akaashi miro el establecimiento de tantos de aquel distrito comercial una vez más y con un suspiro camino hacia el quitándose la bufanda, oyó un chillido contenido detrás suyo y otro par de pisadas. El ambiente era cálido y el olor a condimentos y carnes asadas se respiraba en el aire, también por dónde vieras habían personas charlando en sus respectivas mesas, grupos grandes, duos, parejas o gente que prefería disfrutar de la comida en solitario, realmente era agradable. Bokuto se adelantó y aunque el local estuviera casi lleno en su totalidad tuvieron la suerte de que aún quedarán mesas, los guiaron por un par de otras mesas hasta que los dejaron cerca de un rincón; estaba algo oscuro pero a ninguno pareció molestarle ese hecho y se sentaron con las palabras del mesero que pronto vendrían a tomar sus órdenes, Akaashi mientras dejaba su mochila a un lado se permitió mirar alrededor.

El local estaba decorado en un torno algo parecido al estilo tradicional tratándose de la entrada y los manteles de las mesas, las mesas se separaban unas de otras por un solo respaldo de dos asientos todos pegados a la pared para solo salir de un lado y las parrillas se encontraban en el centro de la mesa de madera ya encendida para cuando se tuviera que cocinar, los muebles  eran afelpados y cómodos, de color amarillo limón. Las paredes estaban decoradas con pinturas de las olas de un embravecido mar en medio de una tormenta dónde en lo alto resaltaba la luna llena inyectada en sangre, en lo personal a Akaashi le gustaba mucho.

Leyeron sus menús y cuando los atendieron cabe recalcar que el bicolor era el más entusiasta pues pidió un poco de todo pero más que todo había mucha carne roja, por su parte, Akaashi no tuvo la necesidad de pedir o siquiera de hablar pues Bokuto pedía por dos, por último ordenaron dos bebidas gaseosas y Bokuto hablo.