El Principio

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—Y tu...— Lo miro de arriba abajo, cuestionando las peticiones del menor. Y preguntandose que determinacion podria tomar, despues de todo, no era un hombre piadoso. —Que podrias ofrecerme?

—Mi lealtad— Dijo con determinación, mirando fijamente los ojos del contrario —Prometo servir a tu voluntad

Kakashi sonrió ladino, conocía la determinación de las personas que no tenían nada que perder, pero esta vez era especial. Aquel niño tenía tanto potencial que usaría a su merced. Como mejor le pareciera

—Perfecto—. Dijo y sonrió para sus adentros. —No habrá marcha atrás. Y si es necesario me entregarías tu vida—.

—No tengo nada que perder—. Dijo sin mas. —Déjame ser tu acolito y servirte.

—Bien, Naruto Uzumaki—. Hizo un ademán llamándolo con los dedos. —Eres de mi propiedad.

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Desde mucho tiempo atras el clanes y las Ordenes que poseia los acolitos mas fuertes, y con mas poder tenian un gran respeto por parte de todo Konoha y aldeas vecinas. Incluyendolos asi en las decisiones que se tomaban en el consejo, como era de esperarse la Orden de Kakashi era una muy singular en cuanto a poder y disciplina se trataba. Todos aquellos que pertenecian a esta orden, no tenian nada que perder, la mayoria eran huerfanos o abandonaban sus familias en busca de poder y ser reconocidos en toda la nacion. Una de las condiciones que caracterizaba a esta orden era quien ingresase a esta, se volvia propiedad del lider.
Consideraban la disciplina como base esencial, no permitian que ningun tipo de lazo familiar o externo se interponiese.

A el peliblanco le resulto muy curioso, sin embargo el no solia aceptar personas con espíritu tan blando como aquel que mostraba el rubio pero pudo ver mas alla de su alma, tenia encerrado un enorme poder que ahora explotaria, pues no dejaria ir tal niño, que podria ser uno de sus mayores acolitos. Se moria por moldear ese poder, asi que sin mas... Cedio a su peticion.

Pasaron los años y como era de esperarse sus predicciones no fallaban. Naruto siempre destaco en los demas, logrando desarrollar envidia pero sobre todo sembrando el respeto de todos sus hermanos. Entre mas pasaba el tiempo el amor por el mayor crecia aun mas. Quiza con la intención de ser correspondido, pues era la primera vez que Naruto sentia tantos sentimiemtos, le era dificil asociarlos a un "enamoramiento", ya que nunca habia sentido tanto, de hecho por nadie, nisiquiera por sus padres ya que nunca supo de ellos. Pero no queria que este lo viera solo como su hijo.

—Uzumaki, bien hecho— Toco el hombro del menor indicandole que como era de esperarse, habia realizado un buen trabajo.

—Gracias maestro—. Dijo casi en un susurro que apenas el contrario pudo escuchar.

El mayor solo dio un suspiro, habia acciones que lo confundian, apesar de que siempre mostraba mas prefierencia al rubio que a cualquier otro acolito, este apartir de un tiempo empezo a actuar extraño. Aveces solia pensar que eran cambios de su pubertad o el simple hecho de que lo habia consentido mucho.
Siempre miraba a atras y recordaba aquel niño puro, que lo admiraba.

Naruto deslizo la puerta de habitacion tirandose a su cama viendo fijamente el techo como si este le diera una solucion a todos sus problemas. Cada dia, cada año sentia que lo apartaba aun mas, cosa que inquietaba al rubio por que el solo tenia ojos para una sola persona; Su maestro. Y de repente se le ocurrio una idea.
Naruto había destacado entre sus hermanos por que siempre cumplía lo que se proponia y este caso, no seria la excepción.

A la mañana siguiente, luego de darse una ducha desordeno un poco su uniforme dejando ver mas su abdomen, despues de todo su cuerpo estaba bien trabajado, desordeno su cabello y salio a un entrenamiento como cualquier otro, como era de esperarse se encontro a su Maestro.

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