GIROS Y MAS GIROS

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*Dina*

—¡Mírame a los ojos y júramelo Dhalia!— La habitacion, principalmente la cama de Dhalia ya era un desastre, ella lucha por soltarse de mi agarre pero la tomo por las muñecas contra la cama y apoyo todo el peso de mis piernas sobre las suyas.

—¡Dina ¿Por qué rayos haces esto?!

—¡Sabes muy bien porque lo hago!— la someto al fin tras casi veinte minutos de forcejeo.—Necesito saber que hablaste con la madre de Egil con exactitud.

—¿Y en qué te afecta lo que le haya dicho o no?— revolviendose como loca se suelta, es muy pequeña pero lo que falta de tamaño lo tiene en fuerza, logra sentarse haciendome caer de la cama, reacomoda sus lentes mientras reacomoda su ropa.

—¿Sabes lo que nos harían si sigues gritando a los cuatro vientos que nos extorsionan?— me levanto ignorando el vaso de agua que derrame al caer, intenta abrir los labios para responder pero los cierra y baja la cabeza.— Tu sabes mejor que nadie de lo que son capaces de hacernos con tal de alejarnos.— tras unos segundos de silencio tomo asiento al par de mi hermanita, no soy muy buena para demostrarlo pero en verdad me duele que tenga que pasar por todo esto en una edad tan corta...— Dhalia... créeme que trato de llevar con esto, créeme que intento que puedas llevar una juventud "normal", tengo tres empleos y estudio por la noche pero sigo siendo humana y esto está acabando conmigo, te he dado sin fin de libertades y no es que hayas roto alguna...pero creo que es tiempo de poner ciertas reglas.— resopla molesta subiendo las rodillas a la cama y abrazándo una almohada contra su pecho.

—¿Qué clase de reglas?- responde disgustada.

—Solo para que esté más segura de que estás bien y para saber que hacer en caso de que volvamos a tener problemas.— asiente lentamente con la cabeza y empiezo a narrar las reglas.— Número uno, tú no vas a volver a tener contacto con ninguno de los extorsionadores, seré yo quien va a tratar con ellos a partir de hoy.

—Sueña.— arqueo una ceja.— No olvides lo que prometimos cuando ma desapareció, las dos vamos...

—A cargar con esto.— termino por ella blanqueando los ojos.— No sé si te das cuenta pero las cosas están cambiando Dhalia, al principio el dinero se los entregabamos en un lugar público dentro de una mochila y ya, luego comenzaron a exigir llevarles el dinero hasta su casa y ahora te agredieron, Dhalia no es seguro que sigas yendo, ninguna de las dos de hecho pero no hay de otra.

—No hay trato.— sentencia poniéndose de pie, intenta salir del cuarto pero la tomo por el codo.

—Te propongo algo.

—Dudo que me convenzas pero adelante.

—Iré siempre yo a darles el dinero pero si las cosas se ponen feas me comunicaré contigo por medio de esto.— levanto mi celular mostrándole una aplicación.

—¿Qué es eso?

—Es una aplicación programada por un amigo, con solo tocar la pantalla dentro de la app enviará un mensaje a tu celular con mi ubicación exacta y viceversa, la instalaras en tu celular y así podremos pedir ayuda en cuestión de segundos, ya envié el link a tu celular.

—Vale.— dice mientras lo abre y comienza a instalarla.

—Número dos, no seguirás comentando esto con nadie, sé que Egil es muy amigo tuyo pero este estilo de cosas las vamos a manejar nosotras, solo hay que conseguir el dinero para pagar el mes y listo, nadie tiene que saber.

A LA MERCED DEL PASADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora