Capítulo 7

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Un par de puntadas fueron suficientes. El trozo de vidrio había dejado una herida muy profunda, y fue necesario suturarla. Qué irónico ¿verdad? Me corté de una manera tan absurda, yo sabía que no era la forma de recoger los pedazos rotos, conocía la teoría y era básica ponerla en práctica pes para eso fue el curso, pero lo hice, fue una reacción por instinto o eso creo.

- ¿Saben que no fue una reacción por instinto? -¡Oh, rayos! Pensé en voz alta, ahora tenía que hablar o me creerían loca. – Lo siento, no quise decir nada, es que recordé algo que sucedió, pero la verdad no es importante.

Ellas querían saberlo de todas formas, así que se los conté. Tal vez mi subconsciente quería decirlo, porque necesitaba hablarlo para que alguien suturara esa herida profunda que tenía en el alma causada por perder a una amiga y no hablarlo con nadie por un tiempo. Suena muy cursi, lo sé, pero son sentimientos que una no puede descifrar por completo. Intentaba no pensar en aquel día, y sentía que lo lograba a veces, pero había pequeños detalles que lo traían de nuevo a mi memoria.

Conociendo mi historia, pensé que se les haría más fácil entender ciertos comportamientos y reacciones de mi parte, pero no imaginé que se tomaran tanto tiempo para preocuparse por como me sentía yo. Lo más probable es que sea algo normal el que tus amigas se preocupen por tí, pero yo soy muy independiente, socialmente hablando, así que era algo nuevo y raro a la vez. Tenía miedo en el fondo de abrirme a una nueva amistad con ellas, pero quería intentarlo, porque en el fondo se sentía bien.

 Las reuniones de estudio, proyectos y salidas sociales se fueron haciendo más y más seguidas. y en poco tiempo éramos las 3 en todo. No me sentía excluida en ningún momento. No sentía que entre ellas había una unión distinta que me dejaba como el mal tercio. Lo disfruté mucho y me aferré rápidamente a ese entorno cómodo de compañeras y amigas que habíamos formado. Estudiar juntas cada tarde, reunirnos en el laboratorio para hablar de todo y nada a la vez era algo que me mantenía feliz de una manera que no conocía. Volver a casa casi a las 11pm ya era cosa de todos los días, y sorprendentemente no estaba cansada.

 Una tarde planeamos quedarnos a dormir ahí en el Lab (sabiendo que esto no estaba permitido) solo porque queríamos salir un poco de lo "correcto", sin pasar la delgada linea entre vivir la adrenalina sin dañar a nadie ni ponernos en peligro, sabiendo que podría haber una pequeña posibilidad de ser descubiertas en lo prohibido, y hacer algo peligroso, y totalmente fuera de lugar, que nos cueste la carrera, como por ejemplo causar un incendio o romper una maquina que cueste más que la carrera completa. 

Entonces, comenzamos haciendo una lista con lo que debíamos llevar ese día; Agua, comida, juegos, y cosas como esas. Tampoco era cosa de llevar demasiado, solo lo esencial. Estábamos muy emocionadas y nerviosas.

La noche anterior (al día en el que íbamos a pasar la noche entera en la universidad) tuve un sueño muy extraño, de esos sueños que parecen tan reales y despiertas con la duda de si fue real o lo será en algún momento.

(sueño): Estaba recostada en mi cama, en un momento volteé la cabeza y a mi derecha estaba Miranda (si, la que se suicidó) me veía con ojos de ternura, lograban penetrar el alma con los ojos como una persona enamorada profundamente. Un segundo después los cerró  y se acercó lentamente hacia mí, acurrucándose en mi pecho. Sentí una paz plena y de pronto, levantó la mirada y sus labios recorrieron mi cuello deslizándosela suavemente hasta que rozaron los míos. Se separó rápidamente, como si supiera que había hecho algo malo. Y yo, trayendo su cuerpo hacia mí lo más cerca posible, pasé mi mano al rededor de su cuello y le di el beso más sincero posible, nada perver, solo dulce y suave. pasados unos segundos de baile sincronizado entre nuestras lenguas como las unas salidas y tranquilas olas del mar, abrí mis ojos y ella no estaba más.... Miré hacia la puerta de la habitación llevándome una sorpresa al ver a Ana ahi, de pie sin decir ni una palabra, solo con cara de confusión.

luego solo desperté.

AL LÍMITEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora