Capítulo 5

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Mi padre era una persona fría, que se tomaba muy en serio su trabajo. Nunca dejaba los casos de investigación a médias y siempre debía estar 100% seguro de que el verdadero culpable reciba su condena. A veces los casos parecían tan sencillos y el culpable eran tan claro, que eso lo hacía dudar aún más. Con él aprendí que ningún detalle es pequeño pues todos son importantes. Así que era la persona indicada para ayudarme a saber porque mi amiga, ya no estaba más en esta vida.

Como ya les dije desde un inicio, nos encontrábamos en una época fría del año. El invierno tomaba cada vez más fuerza a medida que avanzaba la mañana. En ocasiones se lograba ver el aire que expulsamos al respirar. Pero este día en particular, las bajas temperaturas se apoderaron de toda la ciudad.

Había pasado ya un buen rato desde que el cuerpo sin vida de Mirando fue levantado por los paramédicos. Se podría decir que un par de horas. Su madre ordenó una autopsia y esperaba también los resultados de los biólogos forenses que se encargarían de revisar la zona cercada. Harían un reporte completo desde la cima del edificio de la torre hasta el lugar de donde se recogió el cadáver.

Si se preguntan por su padre, pues, no estoy segura, en un momento ya no estaba. Probáblemente fue acompañando a los paramédicos, pero no lo sé con exactitud.

Las clases fueron suspendidas ese día. El rector y personal superior de la institución se hicieron presentes en todo momento, dieron aviso a las autoridades y se siguió el protocolo al pie de la letra. Raúl, Ana y yo tuvimos que permanecer dentro del campus hasta que llegaran los de la policía para dar las declaraciones de lo que pudimos observar, y brindarles toda la información para llevar el caso.

Yo por supuesto, me encargué de informarle a mi padre lo sucedido en ese tiempo de espera. Entenderán que despúes de esa llamada (antes de leer la carta) lo dejó muy intrigado. Así que una vez que logré calmar mis nervios, entendí que alguién (o sea, yo) debía ser el soporte emocional de la madre de Miranda, y a la vez, sabía que mi papá debía estar enterado.

Ni siquiera había tenido la oportunidad de hablar con él acerca del contenido base de la carta, y realmente no pareció darle mucha importancia en ese momento. Solo quería descartar toda posibilidad de señalarme como posible sospechosa, sin que parezca que al ser familiar directo, lo hiciera tener una opinión imparcial de la situación.

Sé que les dije que lo mantuve al tanto de lo sucedido, sin embargo, no di detalles de lo que había hablado con Ana, ya que quería hacerlo en privado.

Dicen que cuando alguien va a cometer un suicidio no da señales de alerta, y es por eso que siempre pensamos que podíamos haber hecho algo más por esa persona, pero la realidad es que no es así. No vivimos dentro de su mente, no sabemos lo que realmente le está sucediendo, creemos conocerlo como nadie más lo hace, pero como dije anteriormente es muy fácil aparentar, y cuando se sucede, solemos obligarnos a creer que la culpa es nuestra, creando situaciones más allá de la realidad, pensando que detalles muy pequeños que podrían no ser totalmente ciertos, almacenados en el disco duro de nuestros recuerdos alterados por el shok, pueden ser la clave para llegar a sentirnos responsables por algo que solo tiene respaldo en la veracidad de la conciencia o subconsciencia de aquella persona que ya no está.

Entonces ¿Cómo aceptar que alguien se ha ido? La verdad no lo sé, cada persona tiene una manera distinta de lidiar con los pasos de un duelo. Yo por mi parte tenía un par de opciones.

La primera era por supuesto investigar a fondo, paso por paso unir las piezas del rompecabezas que yo sola creé con recuerdos que sentía que podrían ayudar a mi padre y su equipo. Desperdiciando un semestre al involucrarme en algo que me causaría dolor por un largo tiempo, sin tener la certeza de llegar a un resultado concreto.

O simplemente alejarme de todo, enfocándome en seguir siendo yo, la chica de las buenas calificaciones que parecía esposa legal de su carrera profesional, y dejar que con el pasar del tiempo, lo sucedido solo se convierta en un recuerdo y con suerte, sea bloqueado de mi mente parcialmente o por completo. Que fue pospuesto la que escogí. Aunque no fue nada sencillo, y desconocía totalmente los estragos que iban a repercutir en mi futuro.


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