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haruka me invitó a su casa junto a kaori. comimos sandía en su jardín mientras hablábamos sobre cualquier cosa.

aunque kaori hablaba más de takada; un chico de nuestra clase.

aún con diecisiete años y siendo consciente de lo joven que soy; jamás me había gustado nadie.

aunque, cuando pienso en el amor, por alguna razón viene a mí la imagen de kaiyō y sus ojos profundos como el oceáno, honrando su nombre.

azucena.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora