Capítulo 14

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Ocean.

—Cariño, es hora de irnos —un susurro se siente en mi oreja, respondo un montón de insultos antes de saber de quién se trata, abro los ojos y  los rayos del sol me lastiman, logro sentarme en la cama y el dolor de cabeza se vuelve insoportable.

—¿Qué hora es? —mi voz se siente pastosa.

—La diez —dice Axel y entro en pánico, tenía una reunión a las 7 en la empresa de papá.

—¡Puta madre! —me levanto corriendo y Axel me pasa mi ropa, me visto lo más rápido que puedo, él toma mi lugar en la cama.

—¿Danielle, en serio? —dice mirándome,  alejando su vista de ella —Hay decenas de chicas y te metiste con una que dudo te deje en paz después de hoy.

—Mucho licor y poca conciencia —recuerdo su apodo y lo repito—... Cariño —tan pronto lo oye una sonrisa se forma en él y se acerca a mí.

—Adoro cuando te portas cariñoso conmigo —empieza a acercar sus labios a los míos y los esquivo tan pronto como puedo —. Y ahí estamos, otra vez rechazándome —dice fingiendo indignación.

—Rubia, puedes tener locos a muchos chicos y chicas pero definitivamente —me señalo completamente—. Este no es tu hombre.

—Te equivocas, ya eres mío —toma mi brazo y me indica una cicatriz que él me hizo cuando éramos pequeños—. Mi mordida, mi hombre.

Eros aparece y nos hace señas para irnos, salimos en silencio y tratamos de movernos en el caos que es la casa.

—¿Ahora te quedas a dormir? —pregunta Eros.

—Es un maldito error de principiante, estaba demasiado cansado.

— Podías pedir que te despertara.

—Eros ya entendí, déjalo, no tuve un buen día ayer supongo que me dejé llevar —lo paso de largo sintiéndome molesto, escucho como Axel murmura un par de cosas y luego me alcanza.

—Vamos a desayunar todos —dice emocionado—. Hace tiempo que no tenemos tiempo para nosotros.

—¿Y la reunión? —pregunto.

—Pedimos el día libre, tu papá lo entendió —quiero hablar y me tapa la boca—. Antes de que te quejes y digas un discurso de la responsabilidad y bla bla bla, solo agradece y sube tu trasero al auto —me quita las llaves y se mete en el puesto de conductor, subo de copiloto y Eros en la parte de atrás.

—¿Qué pasó ayer? —pregunta Axel sin pelos en la lengua, siempre ha sido directo y escoge no tener tacto en las situaciones exactas, es distinto a Eros.

—Fui a ver a Rose y pasó lo de siempre —respondo recostándome en el asiento con los ojos medio cerrados.

Axel se saca sus gafas negras y me las pone con una mano—. Whisky y tequila no son una buena combinación, pero comprendo que hayas querido fundirte el cerebro, sólo espero que hayas sido cuidadoso —dice recordándome a la chica de la habitación de hoy.

—Sabes que soy cuidadoso siempre, tomé un condón de la caja de tu cuarto, iba a usarlo con otra persona... En fin. —orilla el auto de golpe y mi cabeza golpea el vidrio—. ¡Con un demonio, Axel! —respondo lleno de enojo.

—Mierda... —dice Eros sujetándose la nariz, sangre brota de ella, me apresuro a buscar papel higiénico y se lo paso.

—¿Querías matarnos? Casi lo consigues, Eros ya se ha roto la nariz —veo el miedo en mi otro mejor amigo, asustado de perder su perfecta nariz.

—¡¿En serio?! —pregunta buscando un espejo.

—No, tranquilo, creo que solo se hinchará un poco.

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