Luciana
Todo el día he pasado revisando las redes sociales de mis amigos, buscando algo que me muestre cómo están llevando su vida, parece una broma de mal gusto pero su última foto es la del último día que fuimos juntos a la heladería, antes de la fiesta en casa de Ocean, antes de que yo viniera aquí. ¿Están bien? Deseo que cada uno recupere su vida y sea feliz como yo lo estoy intentando.
La vida estudiantil es algo solitaria para mí, probablemente hubiera tenido una compañera de cuarto en los dormitorios de la Academia si papá no me hubiese comprado mi departamento, ahora solo voy a clases y a casa, bastante aburrido si me preguntan.
Recibo un mensaje, la re programación de la clase de composición es para dentro de... ¡media hora! ¡Voy a volverme loca! Ya es un hecho que no soy muy buena, estoy en avanzado y por culpa de esa clase están a punto de bajarme un nivel.
Me levanto de la cama y me pongo zapatillas para poder correr, mi cabello está despeinado y no lo pude lavar por pasar perdiendo el tiempo así que me pongo un gorro de lana, lanzo todas mis partituras y cuadernos del escritorio a la mochila y tomo el estuche del violín con mi otra mano, cierro todo y corro por el pequeño edificio tan pronto como puedo, cuando logro llegar al primer piso busco un taxi y ninguno para, definitivamente no es mi día.
Resignada empiezo a correr hacia la Academia, son como tres cuadras para llegar ahí, normalmente no me causa problemas porque salgo con tiempo y camino tranquilamente hacia allí pero ahora, con la adrenalina en su punto máximo, el miedo a quedarme afuera y reprobar hace que me cueste más llegar. Cuando veo la entrada estoy a punto de quedarme sin aire, no logro ver a ningún compañero afuera. ¡Estoy perdida!
Sigo corriendo con la esperanza de poder entrar aún pero el violín cae al piso porque la correa se rompe, por instinto suelto todo y reviso que esté bien, mi maestro va con su maleta de hombro por el pasillo de enfrente hacia el salón y yo no creo alcanzarlo, siento como alguien se agacha a mi lado y volteo rápidamente a mirar y me encuentro con la persona que menos espero, Thierry Sant'Cruise, trae su usual chaqueta negra con capucha y trae cargando en su espalda su guitarra no dice nada, solo toma el estuche con una mano y me pasa mi mochila con la otra, la cargo rápidamente.
—¿Lista? —dice y no entiendo. ¿Lista para qué?
Toma mi mano y empieza a correr muy rápido, me cuesta seguirle el paso, cuando llegamos al final del pasillo me lleva a otro lugar lejos de la puerta del salón. ¿A dónde vamos? Pese a que todo se me hace extraño no abro la boca para quejarme sólo lo sigo, entramos a un cuarto viejo y lleno de polvo, caminamos entre estantes y por una pared de madera rota pasamos con mucha dificultad, él sigue arrastrándose y yo lo imito, finalmente veo las bancas del salón y me indica que lo siga, desliza su guitarra suavemente debajo de la última mesa, hace lo mismo con mi violín, alza a ver poco a poco con miedo y hace una señal con sus manos.
—A la de tres nos sentamos en la silla rápidamente y lo más silencioso posible —dice susurrando, muevo mi cabeza aceptando y espero la señal.
Señor, hay algo que yo tampoco entendí de la tarea dice alguien en dirección a de la puerta.
¿Qué es?
Escucho perfectamente esa voz gruesa que me ha atormentado en clase ya un tiempo cada vez que fallaba, Thierry hace la señal y agachados corremos a la silla fingiendo que todo el tiempo estuvimos ahí.
Pego mi cabeza a la mesa para contener la risa y cuando volteó él está haciendo lo mismo, es la primera vez que lo veo reír.
—Bien clase, una vez resueltas las dudas de sus compañeros, vamos a empezar —veo como uno de los chicos que estaba preguntando le levanta el pulgar a Thierry y él hace lo mismo sin que el maestro los vea, al parecer era un plan para ayudarlo. Como sea, fue de ayuda para mí y eso es lo importante —Una imagen interesante —dice indicando en nuestra dirección y por un segundo pienso que nos descubrieron—. Sant'Cruise y Datts en una misma mesa.... Interesante —continúa.
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¿Me Amas?
Kısa HikayeTraer los recuerdos pasados era imposible, ella había cambiado, ya no quedaba un esbozo de lo que un día fue. ¿Qué te pasó mi pequeña luz? ¿Qué borró tu mirada llena de ingenuidad? ¿Por qué ya no eres curiosa y alegre como antes? Es tonto que sienta...