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22 de junio 2019

MAR

Empiezo a despertarme al sentir unas cosquillas en la nariz y, tal como me esperaba, al abrir los ojos veo a Canela. Este gato es mi pesadilla de los fines de semana, por dos días que puedo dormir hasta tarde y no hay manera de conseguirlo. 

Como se que quiere, me levanto y al llegar al salón abro la puerta del balcón para que pueda salir a hacer sus necesidades o lo que sea que quiera hacer. Aprovecho y me apoyo en la barandilla para sentir la brisa del mar, cierro los ojos y disfruto unos segundos antes de entrar otra vez en casa.

Ya que estoy despierta totalmente voy al baño a lavarme la cara y luego voy a la cocina a hacerme un café. Mientras este se prepara hago la cama y abro las ventanas para que se airee el piso, me bebo el café en la mesilla del balcón y le escribo un mensaje a Bea para ver si iremos hoy al festival de los 40 en la playa que comentamos el otro día.

Esperando su respuesta voy a lavar la taza y llamo por el fijo a mi abuela para ver como va.

-Hola mamá- Saludo cuando responde al tercer tono.

-Hola cariño, ¿como vas?

-Pues bien, Canela me acaba de despertar.

-Ese gato es lo mejor que te ha pasado, si no fuese por él dormirías todo el santo día ahora que vives sola- Me dice tras reír.

-Sisi no hay duda de ello, está haciendo un buen trabajo cuidándome- Comento mientras me asomo a ver que está haciendo dicho gato.

-Bueno, ¿cuando vas a venir a verme?

-Pues hoy creo que no, pero me pasaré a cenar cuando salga el miércoles de la peluquería. Y creo que me quedaré a dormir el jueves porque tenemos el día completo y si acabamos tan tarde paso de venir por la noche hasta aquí, tu casa está más cerca.

-Tu sabes que puedes venir cuando quiera cariño, las puertas siempre están abiertas para ti- Dice mientras se escuchan unos ladridos de fondo- Lo que no entiendo es porque trabajas ahí en verano en vez de descansar cuando puedes, llevas las páginas web de esas tiendas y estás todo el santo día con el móvil.

-Ya sabes que Carlota necesita ayuda de vez en cuando, pero esta semana será la última del mes porque se va de vacaciones- Digo mientras me siento en la mesa del balcón de nuevo- A partir del jueves tendré el día libre no te preocupes.

-Bueno, ya vamos hablando que voy a ver que quiere el perro que no para de ladrar.

-Vale no te preocupes, yo voy a bajar a la playa un poco. Hasta luego mamá - Empiezo a despedirme- Cuídate, te quiero.

-Adiós cariño, yo también te quiero.

Tras colgar cojo mi teléfono y veo que Bea me ha mandado las entradas para esta tarde junto a dos fotos de la ropa que tiene pensado ponerse preguntando cuál me gusta más. Me decanto por el pantalón corto vaquero y el top blanco, luego le digo que me pondré un mono que me compré el otro día y tras quedar a una hora en mi piso dejo el móvil y me dispongo a limpiar un poco.

Al acabar de limpiar cojo la tabla de surf, me pongo el bikini debajo de un vestido y bajo a la playa por el camino directo que hay desde mi urbanización. Al dejar la toalla y el bolso en la arena veo a lo lejos un grupo de gente haciendo un círculo, parece como si rodearan a alguien. Me quedo unos minutos viendo la escena un poco descolocada así que, tras quitarme el vestido y coger la tabla otra vez, finalmente decido acercarme y aprovechar para meterme en esa parte del agua que es mejor para surfear.

Cuando estoy a pocos metros veo la cabeza de un hombre de pelo castaño claro que está haciéndose fotos y firmando cosas mientras está en el centro del círculo de personas, a su lado hay un guardaespaldas alto y fornido vestido de negro. Cuando estoy a medio metro me doy cuenta de quien es y me quedo estática en la arena. La tabla de surf se me cae y eso llama la atención de todos, incluyendo la persona que estaba en el centro. Dicha persona levanta la cabeza y al verme creo que me reconoce, pues se quita las gafas de sol que llevaba puestas y me mira fijamente, en cuanto nuestros ojos se encuentran la conexión que solíamos tener reaparece más fuerte que nunca  y una sonrisa se dibuja en su cara. Sonrisa que también se dibuja en mi rostro y mientras que mis vellos se ponen de punta. Es como si no hubiese pasado ni un mísero minuto desde la última vez que nos vimos.

Pero han pasado 10 años desde esa despedida, y 10 años desde la última vez que nuestros ojos conectaron por última vez.

Se ve que el destino nos quiere juntos, porque aunque hayan pasado tantos años me acabo de reencontrar sin buscarlo ni esperarlo con mi primer amor verdadero.

Me acabo de reencontrar con Niall, y espero que no nos tengamos que despedir nunca más.

A una tormenta de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora