. Cap 7.

288 38 181
                                    

No le gustaba mucho los centros comerciales, había mucho ruido y demasiada gente junta, recibiendo de vez en cuando codazos o empujones al intentar caminar, sobre todo por su pequeña estatura de niño. Sin embargo, tenía que estar aquí ahora mismo, debía terminar su misión a cualquier costo.

-Vamos G·%&=, la tienda de videojuegos está por allí- el ojimorado agarró la mano del albino mientras pasaban por en medio de la masa de gente que iba y venía constantemente, apartando de sus ojos los mechones de pelo de su melena azabache, ya le llegaba a los hombros-. Mira, no hay fila.

-¿Estás seguro?- el de piel pálida le miró con una ceja alzada, cuestionándose seriamente la decisión del mayor- No es necesario que te gastes tu paga en él, lo puedo pagar yo.

-No, ambos quedamos en dejarlo a medias, si lo compartimos debe ser así.

El albino sonrió, él era la única persona en negarse a dejar que pagase todo o en pedirle dinero, la única persona que lo trataba como un amigo normal y corriente. Iba a gastar gran parte de sus ahorros en ese videojuego solo para poder jugar los dos juntos.

Ambos llegaron a la tienda, sonriendo al ver que no había nadie más a parte de una dependienta, la cuál atendió a los menores con amabilidad. Ambos le dieron su parte del dinero cuando encontraron ese famoso videojuego de peleas, agradeciendo a la chica cuando les dio la pequeña bolsa de plástico con el objeto.

-¿Te apetece comprar un helado antes de irnos a mi casa?- preguntó el menor mirando al contrario, el cuál empezó a contar las monedas que le sobraron en su mano.

-No me llega el dinero, pero si te apetece pasamos para que te lo compres, no me importa esperar.

-Venga, yo te lo pago.- el albino sonrió, esta vez siendo él quien agarró la mano del mayor para llevarlo corriendo al puesto de helados que tenía esa gran tienda de dulces, riendo divertidos.

-Prometo devolverte el dinero- dijo el mayor una vez allí, empezando a dar pequeños saltitos-. Oye G·%&",  tengo que ir al baño, quédate aquí, ¿vale?- el menor simplemente asintió, viendo a su amigo salir corriendo de la tienda para buscar los baños.

Sonrió cuando encontró su helado favorito, sacándolo del mini-congelador mientras se relamía los labios, hacía meses que no lo probaba.

-Hey Díaz, hola.

El albino se giró al escuchar a alguien hablarle, borrando su risa al ver a aquel chico, Adan acercarse sonriente.

-Hola.- saludó el menor de la misma manera, serio.

-Veo que estás de compras- dijo mientras señalaba la bolsa blanca en sus manos, ladeando la cabeza-. Qué suerte tienes chaval, puedes tener lo que quieras cuando quieras. Por cierto, me gusta el peinado que llevas hoy.

'No decías lo mismo esta mañana en clase cuando pensabas que no te escuchaba.'

-Gracias.- el albino forzó una sonrisa, esperando a que viniera pronto su amigo para poder irse. Se tensó cuando el otro niño rodeó sus hombros con su brazo, ampliando su sonrisa.

-Nunca pensé que te gustaría ese helado, es de marca barata. Yo te tomaba más por ese, es de marca- Adan sacó del frigorífico un helado de cucurucho algo caro, enseñándolo al menor-. Mira, hasta parece más rico.

-Me gusta más la fresa que el chocolate.

-Pues a mí me encanta este- miró al menor divertido, ladeando la cabeza-. Hoy hace mucho calor fuera, y me apetece este helado, pero tengo que ahorrar para comprar los materiales que me encargó la profe para el mural. ¿Me podrías prestar el dinero, amigo?

Karmaland // 7 sinsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora