.Cap 11.

320 40 212
                                    

El sonido de la campana sonando por el colegio molestaba de sobremanera al castaño, haciendo que frunciera el ceño molesto. ¿Era necesario un sonido tan agudo y molesto para anunciar el cambio de asignatura? El sonido de los altavoces del Mercadona era más relajante que el del colegio.

Apuró el paso, mirando el papel que tenía entre sus manos que le guiaba hasta el aula asignada para hoy. Al ser su primer día oficial en la escuela el director le había mandado a un aula donde se encontraría con el delegado de su clase, el cuál le haría una pequeña tour para enseñarle las instalaciones.

Suspiró al llegar al aula, guardando el papel en uno de sus bolsillos mientras abría la puerta, ingresando al lugar.

Grande fue su sorpresa al ver a un pelinegro de ojos morados y un albino de ojos verdes sentados en las sillas, aparentemente en una pelea de 'piedra, papel o tijera'. Ambos se giraron para verle, levantándose.

-Hola...- dijo el castaño acercándose, saludando con su mano mientras se acercaba.

-¿Eres el nuevo?- preguntó el albino ladeando la cabeza, entrecerrando los ojos.

-Sí, me llamo R&%$/.

-Yo soy S$%&=", el delegado de clase- el ojimorado se señaló sonriente ante esas palabras, señalando seguidamente al más bajo de todos- y él es G(&%/$·"=, el subdelegado.

-¿Subdelegado? El director no me dijo nada acerca de eso...

El albino suspiró con cierto deje de fastidio, cruzándose de brazos.

-Ya, a mí tampoco me lo comentó hasta ayer.

-¿Eh?

-Nada nada- el de pelo negro negó con la cabeza, dando un ligero codazo a su amigo-. Verás, no eres el único nuevo que ingresa hoy, y aprovechando que iba a enseñarte el lugar... el director le pidió a Willy que me ayudase.

-Oh- soltó el castaño, mirando a su alrededor buscando al nuevo y misterioso chico nuevo-, ¿y dónde está?

-Aún no vino.

Los tres se quedaron un rato en silencio, cada uno mirando hacia un costado al estar en una situación no muy... relajante.

Al menos hasta que pocos minutos después la puerta fue abierta nuevamente, dejando ver una cabellera negra y unas manos bastante blancas apoyadas en el marco de la puerta.

-Hola, hum... me han dicho que debía venir aquí.

-Aaaaaw~, mira G&%$"/, es más pequeñito que tú.- el ojimorado se acercó al (ahora) más bajito de todos, aplastando con sus manos las mejillas del azabache. El menor frunció el ceño, no le gustaba que hicieran eso.

-Es bajito.- el albino se acercó para ver al contrario, agachándose para quedar a la altura del de piel blanca.

El castaño les miró con sorpresa, habían pasado olímpicamente de él. Se cruzó de brazos molesto, menuda primera impresión estaban dando.

Después de la pequeña aclaración del menor sobre no volver a hacer eso si no querían recibir a cambio una patada, los cuatro empezaron a caminar por el colegio, visitando las instalaciones importantes y las diferentes aulas que había. El castaño se quedó sorprendido al ver el enorme comedor que tenía el colegio, con cafetería incluida para comprar algo de comer si no traías nada de casa.

Le hubiera venido genial a su amigo en su anterior escuela.

Además de eso, contaban con dos patios bastante amplios, un gimnasio, un pequeño invernadero que servía para las cocineras y su comida y un pequeño campo de fútbol situado al lado del gimnasio.

Karmaland // 7 sinsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora