El sonido de sus zapatos al caminar por aquel largo pasillo grisáceo resonaba por todos lados, siendo acompañado únicamente por su respiración. Volvió a mirar los papeles que tenía en sus brazos, quitándose su gorra para no asustar a la persona con la que hablaría.
Llegó delante de la puerta de madera, soltando un suspiro mientras entraba. Una mesa de madera de roble y dos sillas, una enfrente a la otra, todo debajo de una enorme lámpara de techo que iluminaba la habitación. Cerró la puerta, viendo cómo el chico castaño que estaba sentado agachaba la cabeza, jugando son sus dedos.
-Hola- dijo la chica mientras se sentaba, viendo cómo el niño levantaba levemente la mirada para verla-. Me llamo Nancy Adams, miembro de la policía.
-¿Viene a llevarme al psiquiátrico?
Esa pregunta confundió a la castaña, la cuál dejó los papeles encima de la mesa, apoyando sus antebrazos en la misma.
-Claro que no. ¿Por qué dices eso?
-Estoy loco.
El menor volvió a mirar a sus manos, ocultando su rostro con su flequillo marrón en un vano intento de ocultarse.
-¿Quién te ha dicho eso, chico?
-Sor Rita, casi todas las cuidadoras... todo el mundo, realmente.
-Pues no, no vengo a llevarte al psiquiátrico, no me dedico a eso- dejó su gorra de policía en la mesa, enseñando enseguida la pequeña plaquita dorada en su uniforme-. Yo trabajo en la unidad de víctimas especiales, algo así como interrogadora.
-¿Interrogadora?- preguntó confuso el menor pero sin levantar la mirada.
-Sí. Una de las cuidadoras me ha dicho que no te encuentras muy bien últimamente- vio al chico asentir, por lo que sacó un papel de la carpeta de la mesa-. Bueno, B%=÷$ Luzuriaga, curioso apellido, ¿por qué no me cuentas qué sucede?
La adulta esperó pacientemente a que el castaño hablase, convirtiéndose el tiempo en cinco largos minutos.
-... Escucho voces- la castaña levantó una ceja al escuchar al menor, dejándole continuar-. Cuando duermo las escucho, voces que me dicen lo que soy, voces que me dicen que soy cómo él, y que... yo...- vio cómo el castaño le temblaban los hombros, abrazándose a sí mismo levemente- y-yo... me dicen 'you're Evil', pe-pero... n-no lo soy... yo... no...
Su voz empezó a entrecortarse, soltando pequeños sollozos en mitad de su explicación. Apretó con fuerza su sudadera, haciéndose bolita en el sitio para intentar desaparecer. El aire se empezó a hacer más denso, asfixiante para la policía. Eso no era lo que le explicó la dueña, ella le describió a un chico problemático y borde, el típico matón del colegio, pero lo único que veía era un niño asustado y sufriendo, no sabía como sería para él esta situación, pero estaba claro que iba a ayudar.
-Hey chico, tranquilo- Nancy llevó una mano a su cabeza mientras susurraba, sintiendo el chico congelarse al tacto de su mano en su cabeza-. Respira, cuenta hasta veinte y concéntrate en tu respiración, ¿vale? No pasa nada, tranquilo.
Puso su tono más dulce y tranquilo al decirle estas palabras, sonriéndole cuando sus ojos marrones se posaron en ella, cristalinos por las pequeñas lágrimas que derramó. Esperó pacientemente a que el chico dejase de temblar, recordando su época de principiante en la academia.
-¿Mejor?- el menor asintió ante su pregunta, viendo cómo agarraba del suelo un peluche, un cerdo con un pañuelo al cuello- Vaya, ¿quién es?
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Karmaland // 7 sins
AcakDurante toda su vida ha cometido muchos errores, hecho cosas horribles y desaprovechado su vida. Su muerte no la echa de menos nadie, pero aún tiene un oportunidad para purificar su alma. Los siete pecados capitales son las que traen la perdición a...